El pasado jueves fallecía de un infarto a los 62 años de edad Andrés Ocaña, alcalde de Córdoba entre mayo del 2009 y junio del 2011. Ocaña, un histórico de Izquierda Unida que fue concejal durante 16 años (1995-2011), es el primer exalcalde que muere desde la reinstauración de la democracia. Sustituyó en el cargo a Rosa Aguilar tras su marcha al Gobierno andaluz y lo dejó dos años después tras la victoria de José Antonio Nieto en las elecciones municipales, lo que le impulsó a abandonar la política. Responsable de urbanismo durante gran parte de su carrera política, durante su mandato, marcado por el inicio de la crisis, se remodeló la calle Cruz Conde, se reformó el Teatro Góngora y empezaron las obras de ampliación del aeropuerto, además de registrarse una intensa actividad cultural con motivo de la candidatura de la ciudad a la Capitalidad Cultural Europea del 2016, que finalmente se llevó San Sebastián. A su funeral asistieron todos los alcaldes de la etapa democrática -Julio Anguita, Herminio Trigo, Manuel Pérez, Rafael Merino, Rosa Aguilar y José Antonio Nieto- y la actual alcaldesa, Isabel Ambrosio. Como despedida, el Ayuntamiento celebró el viernes un Pleno en el que la alcaldesa leyó una declaración institucional apoyada por todos los grupos municipales en el que se destacaba “el sentimiento y pesar por la irreparable pérdida de quien fue un alcalde intachable… un referente en lo que a justicia social, igualdad y honestidad en el ejercicio de la función pública se refiere”. Y es que, independientemente de su ideología, todos los exalcaldes y excompañeros asistentes al acto coincidieron en destacar su integridad política, su entrega al trabajo y su bondad personal. Un buen ejemplo.