Esta genial bailaora de Córdoba nació el día 17 de abril de 1942. Desde muy pequeña se inició en el baile solo con su sabiduría. Entraba en las tabernas para exponer su magistral baile, estando muy ligada a la Judería, Los Califas, Casa Pepe de la Judería, El Zoco, Casa el Pisto en el Alcázar Viejo, eran sus continuas referencias para poder exponer su talento como bailaora.

Años más tarde, fueron los escenarios de los tablaos de Madrid quienes gozaron de su arte. Fue la única bailaora a la que salía la banda de música de Madrid a recibir en la estación de Atocha.

Su amor eterno, el amor de Pepín Moreno , los cuales eran dos almas para el amor, tuvieron muchísimos problemas, pero ellos supieron hacer frente a todos. Tuvieron una preciosa niña a la que pusieron de nombre Tamara . Una truncada noche le arrebataron su fiel amor y su vida. Desde ese mismo momento, Ana Carrillo ya no era la misma, cayó en la desgracia. Dicen que el tiempo lo cura todo, yo creo sinceramente que no, porque el ser humano es egoísta, y cuando uno tiene una pena es muy difícil de expresarlo delante de los demás.

A Ana La Tomata tuvimos muchas ocasiones de verla bailar con esa rabia que solo Dios le da a los genios, y ella era un genio. Pero Dios quería hacer una fiesta en el cielo en Navidad, y faltaba una bailaora, por tal motivo llamó a la Tomata, ya estaba la fiesta completa.

Sus amigos los de siempre estábamos junto a ella: Angel Barrilero, Paco Conde, Rafael Guerra, Paco Adame, Rafael Romero, Juan Reina, Pepe Toscano y señora, El Séneca, Toni Blanco , el cual nos iba dejando un pasaje con su cámara de los momentos vividos con los restos de las cenizas de La Tomata, Lucas de Ecija, José María Albaida , ese amigo el último en verla con vida, nuestro amigo Gerardo .

Tamara y su hija quisieron depositar sus cenizas entre los rincones donde ella había impartido su magisterio como bailaora, La Judería, el Mesón de la Luna y las benditas aguas del Guadalquivir.

Se nos fue sin hacer ruido, pero siempre la llevaremos en el corazón de los aficionados al buen arte.

Descanse en la paz del Señor.

Rafael Guerra Expósito

Córdoba