En los últimos cuatro años, incluso en la última década, o en los últimos veinte años, ¿qué ha pasado en Córdoba? Se acercan las elecciones municipales y son los momentos del balance, que para el actual gobierno municipal no son buenos. El equipo que preside Isabel Ambrosio ha dispuesto de presupuestos todos los años, aprobados con los votos del PSOE, Izquierda Unida y Ganemos, algunos han terminado con superávit, como si no hubiera inversiones que acometer o necesidades que satisfacer (así lo denuncia el portavoz del PP, José María Bellido, que tampoco ha hecho una oposición fuerte encaminada a cambiar las cosas, sino más bien una eterna campaña electoral) y solo en la recta final se encarrilan algunos asuntos de importancia, sabiendo que deberá culminarlos la Corporación municipal que se forme después del 26-M.

Problemas en Urbanismo que ningún gobierno local ha conseguido resolver desde finales del siglo pasado. Incapacidad de presionar a los gobiernos central y de la Junta de Andalucía. Lentitud en la gestión. Palabras y no hechos. La ciudad arrastra desde hace largos años las mismas ideas, que se reactivan periódicamente sin llegar a culminarse, como puede ser el proyecto de convertirse en un importante enclave logístico. O, hablando de equipamientos, el centro de ferias, atascado en el Parque Joyero desde que José Antonio Nieto aceptó la cesión del edificio de Cajasur.

¿Qué tenemos? Una capital preciosa, con una historia y unas tradiciones apabullantes, a la que cualquiera quiere venir... unos días. Se vive bien en Córdoba, sí, siempre que se acepte la atonía, los bajos sueldos, la bolsa de paro, la falta de industria e inversión, la lentitud en los proyectos. El desempleo se ha reducido de 43.130 parados en mayo del 2015 a los 35.099 que señalaba el último dato del INEM, una buena noticia si se omite la precariedad de estos trabajos eventuales en la hostelería, comercio o agricultura. Los jóvenes bilingües y formados, pero mal pagados, se van.

Salimos de una campaña de las elecciones generales áspera, de todos contra todos, y en unos días comenzará la nueva contienda, que coincide en el tiempo con la casi inevitable bajada del Córdoba CF a Segunda B, o con el hecho de que, a veinte días de la Feria de Mayo, una plaza que históricamente ha sido de referencia en el mundo taurino ni siquiera tiene los carteles de la feria. Los Califas, que es una plaza de toros de primera, se comporta como la de un pueblo pequeño organizando un festival. Son ejemplos de la falta de pulso de una capital que debería militar en Primera División, y que se deja arrastrar hacia las categorías inferiores.