La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, no ha dejado crecer la hierba bajo sus pies tras la derrota en las primarias del PSOE, y ha retomado de inmediato su agenda andaluza. Por una parte, ha respondido de inmediato a la petición del líder de Ciudadanos, Juan Marín, y ayer mismo se celebró la reunión de revisión de la marcha del pacto de investidura por el que C’s facilitó el gobierno del PSOE en la Junta de Andalucía. Por otra, celebró una reunión con el grupo parlamentario socialista en la que animó a los diputados a «redoblar esfuerzos» para que la población andaluza vea en el PSOE el partido que mejor defiende sus intereses y planteó que la mejor manera de «ayudar al PSOE en España es centrarnos en Andalucía». Delimitado el nuevo escenario, Díaz ha salido airosa de la primera cita con su socio, si no de Gobierno, sí de legislatura, pues Juan Marín ha considerado que el PSOE está cumpliendo sus compromisos y, a mitad de mandato, ha llevado a buen fin el 66% de los acuerdos pactados. Los pasos de Susana Díaz persiguen --o al menos así se pueden interpretar-- conseguir la máxima estabilidad posible, dar respuesta a las críticas de PP y Podemos y frenar cuanto antes los efectos negativos internos y externos de su pugna con el que pronto será secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. El mensaje es que ella sigue y piensa seguir al frente del PSOE de Andalucía, y que su objetivo es fortalecer esta plaza.