Mañana termina otra edición de la Fiesta de los Patios, que han lucido espléndidos y con un altísimo nivel de calidad, como ha reconocido el jurado del certamen, y, a falta del balance que hagan los cuidadores, el Ayuntamiento y el sector turístico, todo apunta hacia el éxito. Pero, junto con el habitual balance, queda la sensación de que, con la evolución que ha tenido el concurso desde que fue proclamado por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el 2012, hay muchas preguntas pendientes de respuesta. La principal quizá sea qué quiere Córdoba de su Fiesta de los Patios, y cómo va a seguir conjugando su éxito y el beneficio económico que trae a la ciudad con la preservación de la tradición y de la autenticidad de los propios recintos.

Porque las cosas han cambiado mucho. No conviene simplificar diciendo que la entrada a los patios es gratuita, con ese platillo sometido a la voluntad de los visitantes. El platillo, aunque rebosara, no bastaría para mantener unos recintos en los que las exigencias se han multiplicado. Así, están la partida de 188.000 euros del Ayuntamiento, los patrocinios privados y los 100.000 euros destinados a los controladores. Y por eso, aunque quedan cuidadoras --y algunos cuidadores-- tradicionales, de forma gradual se está entrando en cierta «profesionalización» de los patios, y no hay que mirarlo con rechazo. ¡No todo va a ser beneficio exclusivo para el sector turístico!

Pero hay preocupación por el fenómeno de masificación, que incluso aleja a los cordobeses de su fiesta. Es el mayor peligro, como alertó la asociación de cuidadores Claveles y Gitanillas. Es cierto que se hace un esfuerzo organizativo, probando varios sistemas --este año la remuneración a los controladores ha sido muy baja, aunque se haya cubierto cada hora del concurso en los 50 patios del certamen-- y que los turistas empiezan a acudir en días laborables, visto el desbordamiento de los dos fines de semana de patios. También se aprecia mayor presencia de turismo de calidad, que pernocta en la ciudad y llega conociendo de antemano los valores de la Fiesta.

Por eso, consideramos necesario que se planteen y dé respuesta a varias preguntas: ¿Se va a estudiar y consensuar un modelo sostenible de Fiesta de los Patios que preserve el título de la Unesco? ¿Hay datos para cuantificar y saber a quién van los principales beneficios del certamen (operadores turísticos, hoteles y restaurantes, guías y medios de transporte cordobeses o son otras provincias las que lo rentabilizan)? ¿Existe ya un sistema de control fiable del público? ¿Se va a arbitrar algún medio para que los propietarios de los patios obtengan una rentabilidad razonable? ¿Se están estudiando sistemas para reducir la masificación? Y, sobre todo, ¿están coordinadas todas las iniciativas en torno a los Patios para preservar su futuro, incluso en el propio Ayuntamiento, desde el que se impulsan programas en distintas delegaciones con objetivos muy distintos? Finalmente: ¿Hay posibilidad de conocer qué número de patios están profesionalizados, para proponerles la apertura organizada a lo largo del año más allá de las iniciativas puntuales y la extraordinaria de Navidad? La Fiesta de los Patios difícilmente podrá continuar en su esencia con un desarrollo incontrolado.