Al cumplirse el 75 aniversario de la rendición de la Alemania nazi una cadena de televisión emitió el documental Alemania desde arriba. O como yo lo llamo, «a vista de pájaro». No era una visión idílica sino imágenes en blanco y negro tomadas desde aviones, de Berlín, Hamburgo, Colonia, Dortmud, Múnich y otras muchas ciudades. El espectáculo era devastador. Escombros donde hubo calles, edificios oficiales e históricos... con la excepción de la catedral de Colonia. Alguien del mando militar aliado que dio luz verde a los bombardeos se apiadó del monumento. Hubo también imágenes abajo, junto a montañas de escombros. Largas filas de mujeres se pasaban de mano en mano una cubeta de agua. Estaban absortas pero no totalmente tristes. Estaban vivas. El escritor alemán,W.G. Sebald, en su libro Sobre la historia natural de la destrucción, citando fuentes oficiales escribe: «Solo la Royal Air Force arrojó un millón de toneladas de bombas. De las 131 ciudades atacadas algunas quedaron casi totalmente arrasadas, unos 600.000 civiles resultaron muertos. Tres millones y medio de viviendas destruidas y siete millones y medio de personas perdieron su hogar». La palabra ‘revancha’, sobre lo que llama Sebald «aniquilación sin precedentes en la Historia», no se oía en la población civil. O por miedo o porque no podía pedir cuentas a los vencedores ya que se trataba de un castigo merecido. El documental finalizaba -«12 años después»- con la reconstrucción en marcha olvido de la destrucción.