Los Reyes Magos se adaptan, igual que los españoles, a la dureza del mercado laboral, y aceptan modificaciones de horarios y fechas impensables hace unos años. Eso sí, sus contratos son eventuales, ajustados a la demanda de los organizadores de cabalgatas y los padres, pues probablemente los niños, con su genuina ilusión, aceptan mejor de lo que creemos que en un día de lluvia los Magos de Oriente no puedan desfilar. Algunos los verán hoy, otros aguardarán con los nervios hasta mañana. Y en algunos pueblos, como Lucena y Luque, Sus Majestades usarán su capacidad de interpretar el firmamento y ajustarán al minuto su salida para sortear la lluvia.