Solo llevamos tres jornadas en la Liga1,2,3 y esta semana ya han salido de la propia planta noble del Córdoba CF frases como «el domingo (por hoy) disputamos una final» o «si no ganamos será para preocuparse». Parece pronto. Efectivamente, el arranque de la temporada por parte del equipo que entrena José Ramón Sandoval no ha sido todo lo ilusionante que cabía esperar. El Córdoba aún no conoce la victoria, no fue capaz en ninguno de los dos partidos consecutivos en El Arcángel con los que abrió la Liga, en los que encajó nada menos que siete goles, y comparece hoy ante su afición después de otra derrota en Albacete (3-0) en la que los blanquiverdes no dieron buena imagen sobre el terreno de juego y que les empujó al último puesto de la tabla. Hasta llegar a este paisaje, el club ha sobrevivido a un verano en el que el fútbol ha quedado en un segundo plano, centrado en las maniobras burocráticas para intentar satisfacer las exigencias de la LFP que paliasen los efectos de un límite salarial desbocado, y la inestabilidad que generó el prematuro relevo de entrenador a mitad de la fase de pretemporada. De hecho, con una plantilla que no se ha conseguido cerrar hasta hace apenas siete días, da la sensación de que el equipo ha tenido que someterse a un ciclo de preparación sobre la marcha. Ahora es cuando corresponde esperar que el Córdoba responda a la ilusión de sus 15.000 abonados y empiece a hablar de fútbol.