Desde hace unas semanas, muchos de los pacientes que necesitan tratamiento anticoagulante están de enhorabuena. Son pacientes que por padecer fibrilación auricular, la arritmia más frecuente, y en la mayoría de los casos asociada a la propia edad y a hipertensión, precisan 'sintrom' para evitar la formación de coágulos en su sangre y así, prevenir sus terribles consecuencias: la trombosis, cuya expresión más grave es la cerebral o ictus, con sus graves secuelas.

El tratamiento con 'sintrom' necesita de un estricto control y seguimiento estrecho para ajustar la dosis que cada día debe ser tomada. Desde ahora, con la comercialización de los nuevos fármacos, y en concreto el 'dabigatran', los pacientes y cardiólogos tenemos a nuestra disposición un fármaco eficaz y efectivo para su uso en casos seleccionados que, afortunadamente, son la mayoría. Se trata de una pastilla tomada dos veces al día, sin la necesidad de los contínuos pinchazos para el control de su efecto.

Con los resultados de los estudios realizados, en concreto el Rely, se ha demostrado que es un fármaco que cumple con los requisitos de seguridad exigidos, si se utiliza en el perfil adecuado del paciente. La anticoagulación es un tratamiento en expansión, ya que, debido al envejecimiento de la población, cada vez hay más gente mayor con más enfermedades. Entre ellas, destaca la fibrilación auricular, en la que el corazón pasa de latir con regularidad, a hacerlo con un ritmo desacompasado. Esta irregularidad condiciona el "estancamiento" de la sangre en unas de las cavidades cardiacas, las aurículas, donde pueden formarse los temidos trombos.

La aparición de estos nuevos fármacos, que supone uno de los mayores avances en terapia cardiológica, representa un importante paso adelante en el tratamiento y seguimiento de los pacientes con fibrilación auricular. Siguen en marcha importantes estudios y ensayos con otras moléculas. Así, se hará extensivo, seguro y fácil el tratamiento anticoagulante de los pacientes que ahora toman 'sintrom', sin necesitar de los contínuos y repetitivos controles actualmente requeridos. Parece que puede acercarse un "adiós al sintrom", al que hay que agradecer el que nos haya acompañado y protegido durante casi 30 años.

* Cardiólogo del hospital Reina Sofía