El pasado martes, mi compañero de página, Alberto Díaz-Villaseñor, decía en su columna que los socialistas votaron «contra el voto femenino en la República por prejuicios sociales». Quiero pensar que ha tomado el dato en una fuente equivocada, o interesada en no decir la verdad. No es eso lo que figura en el Diario de Sesiones, pues en su nº 48, de 1 de octubre de 1931, entre las páginas 1.359 y 1.360, figuran los 161 diputados que votaron a favor del artículo que garantizaba los mismos derechos electorales para hombres y mujeres, y a continuación los 121 que lo hicieron en contra. Dentro de los primeros constan los diputados del grupo parlamentario socialista, por citar algunos: Fernando de los Ríos en segundo lugar de los votantes, o Largo Caballero, Jiménez de Asúa y los diputados socialistas cordobeses Gabriel Morón y Francisco Zafra. Cierto que hubo alguna ausencia significativa, como la de Indalecio Prieto, pero si ese artículo salió adelante fue gracias al voto socialista, y por supuesto por la defensa que del mismo hizo Clara Campoamor. Otra cuestión inserta en la columna, que ignoro de dónde la obtiene, es su atribución a los socialistas de «la paternidad de una concepción de la guerra civil de buenos buenísimos y malos malísimos, sin matices», pero corregir esa afirmación daría para mucho más que una carta al director.

Cabra (Córdoba)