El hecho de que ambos cónyuges y padres en muchas familias precisan trabajar, hace necesaria una ayuda para suplirles el tiempo de trabajo y cuidar de los hijos durante el curso, y sobre todo durante las vacaciones; y quién no conoce que son los abuelos quienes suplen a esos padres haciéndose cargo de los nietos, influyendo y colaborando en una educación llena de ternura y cariño que los nietos reciben con alegría. Ahora bien, ¿hemos pensado alguna vez qué cosas les contarán los abuelos?, ¿utilizarán correctamente su experiencia de vida a favor de nuestros hijos? Los abuelos son expertos narradores y no hay mejor cuento que el narrado por un abuelo, al cual escuchan los nietos entusiasmados dando lugar a momentos agradables, placenteros, y desarrollando la imaginación y la creatividad del niño. Los cuentos de los abuelos son mitad verdad y mitad fantasía, son maestros de los niños por su propia experiencia.

Las historias que contarán los abuelos a nuestros hijos les transmitirán modelos de vida mucho más ricos y directos que los que ellos pueden ver en libros o en la televisión. Los abuelos serán un poco padres, pero solo un poco, y disfrutando de este placer tendrán poder sin responsabilidades proporcionando a los nietos juegos y caprichos.

Las historias que los abuelos cuentan sobre la vida de sus hijos, o sea, los padres, cuando ellos también eran niños, hacen que el niño tenga un sentido de continuidad de la familia aceptando que sus padres también son humanos y así puede identificarse con ellos. Por otra parte, los nietos constituyen en los abuelos la unión pasado-futuro en la dinastía de la familia; les recuerdan cómo eran ellos como padres, qué vivieron cuando estaban en posición de hijos y qué sintieron respecto de sus padres. Los padres explican a los abuelos las necesidades y costumbres cotidianas de sus hijos: «este niño no toma leche para desayunar, no le gusta, sería conveniente que no le obligarais...» Los abuelos son «médicos buenos sin bata blanca». Curan el dolor de tripa con una infusión y parece que lo saben todo. Utilizarán su paciencia para que el nieto tome leche en el desayuno, y «el dolor de tripa» por tomar leche lo transformarán en risa. Estarán abiertos al diálogo y se convertirán en sus «compinches» consiguiendo que los niños realicen cosas que los padres nunca se habían planteado como posibles. Su relación con los nietos, a diferencia que con los hijos, tiene la virtud de no estar enmarcada en un objetivo educativo, y, al despreocuparse de ello, intentan darles aquellas cosas que a sus mismos hijos tal vez negaron. Aún así, los abuelos deberán respetar las normas básicas que los padres han dado a los nietos y no consentir demasiados caprichos que los padres prohibieron previamente, como comprarles juguetes a menudo o dejar sus cosas sin recoger. Los abuelos tienen sentimientos fuertes y profundos hacia sus nietos. Son expertos en el cuidado de los niños, por lo que en vacaciones permitiremos que disfruten de ese carisma, siendo indulgentes y permisivos con nuestros hijos, pero sin contrariar esas normas básicas de educación enmarcadas por los padres.

* Licenciado en CC. Religiosas