Poco importa si fue ángel o demonio. Belicoso o protector de la cultura. O ambas cosas a la vez. El busto de Abderramán III ha sido retirado de una plaza de Cadrete (Zaragoza) como se expulsa una manzana podrida de un canasto de fruta, un ovillo de lana entre cintas de seda o un ladrón del jardín. Como se quita todo lo que se considera ajeno, diferente y nocivo. Es decir, por no considerarlo español. Lo más extraordinario del caso es que España no existía en el siglo X. Y que Abderramán III nació en el califato de Córdoba. Igual que su padre, y su abuelo, también su bisabuelo y tatarabuelo y unos cuántos más. ¿Cuántas generaciones considera Vox necesarias para considerar a alguien ligado a la tierra que pisa?

Vox expulsa todo lo que no encaja con su obtusa mirada. Y para eso arruga las páginas de la historia, de la ética y hasta de la estética. Circula por las redes una imagen que une el perfil de Santiago Abascal y un retrato de Abderramán III. Clavaditos. Y la tontería tiene su gracia. Todo lo humano es similar, solo la sinrazón nos separa.

* Escritora