Es el calor. Y la soledad. Salgo de la casa. Las cuatro de la tarde. Domingo. Y Córdoba. Y agosto. La calina es una maldición sobre la ciudad; la calcina, la humilla, la abandona en la peor de sus tristezas, árida, seca, ahogada en su lava y su silencio; mi boca la mastica, mi lengua clama agua. Pero no hay agua; no hay nada. Esta tristeza de abandono no es esa tristeza de la lluvia, que deja rumores y luego abre cielos; es la tristeza de ser aplastado, porque uno no es nada entre nadie. Un lamento de sed grita en lo más hondo del alma; busca algún frescor en el pecho. La ciudad yace en su vacío. Camino; una calle, otra calle. El viento, desolación; ya arrastra las primeras hojas secas del otoño. Un perro. El pobre animal me mira; sabe que no soy nadie; sigue su deambular, la lengua fuera, el pelo calcinado, el andar roto. Un jamelgo cogido a un coche de caballos. Solo le quedan fuerzas para mirar al suelo. ¿No tendríamos una manera de evitar el sufrimiento? Una paloma hierve en un rincón. Me mira; ni se molesta en volar; no le quedan fuerzas para llegar al parque. Un gato. Ni me mira. ¿Qué pensará de mí, solitario como la soledad? Al final de una avenida veo una playa. Corro hacia sus olas; una mujer me abre sus brazos, pero entonces caigo en el reverbero del asfalto. El perro cruza el fondo de ese espejismo. Oigo el andar del caballo. Un mundo hecho a base de abandono. Veo mujeres, niños, hombres en medio de un mar sin horizonte; esta vez no es un espejismo, es la imagen más real del abandono. Arde un bosque, abandonados sus árboles a más fuego. Todo nuestro planeta lo hemos convertido en abandono. Solo sabemos hablar, pero ni un compromiso con la vida. Nuestras palabras también están abandonadas hasta en su esperanza; ellas nos interpelan, pero es fácil hablar y luego no comprometerse con no tirar una colilla al suelo, con cuidar un amor, un animal, un árbol. Y seguimos hablando, hablando, en una vaciedad sin fin; somos expertos en amar nuestras mentiras, y acabamos por convertirlas en la cómoda inconsciencia de otro más allá a base de más viejas nuevas mentiras sobre la familia, amigos, amantes, evasiones. Aún no queremos enterarnos de que el abandono en que dejamos la vida nos está dejando abandonados en la más solitaria desesperación.

* Escritor