Volvemos al socorrido objetivo, 50 puntos. Cada vez, sin excepción, que se ha marcado esta meta el resultado ha sido el mismo, salvación agónica, cuando no, descenso. No tengo duda alguna de que el Córdoba CF. se mantiene en segunda división gracias a los actuales presidente y entrenador.

Sin embargo, desde este significativo logro, no se debería ahora volver al desánimo de épocas anteriores y conformarse con aspiraciones no acordes con el potencial de la ciudad.

El limite salarial es una situación coyuntural, que viene dada no precisamente por la mejor gestión de gestores precedentes: rotura unilateral de contratos, con la correspondiente sanción; despilfarro en fichajes sin ton ni son; primas por no descender; regalo de entradas a las primeras de cambio; ruptura con la masa socia, etc.

Córdoba es la tercera ciudad de Andalucía y undécima de España. En la próxima temporada de segunda división, solo tres equipos representan a ciudades con más población que la nuestra. Esto, unido a la masa social, debe ser suficiente aval como para creernos de verdad que el Córdoba en segunda debe ser el equivalente del Madrid, Barcelona, Atl. de Madrid o Valencia en primera. Y estos equipos por muchas adversidades puntuales que se les presenten, por ejemplo no poder fichar por disposición de la UEFA, sus objetivos son invariables. A veces los consiguen, otras no, pero nunca los modifican.

Dadas las circunstancias, acúdase a la cantera para cubrir algunas fichas. El futbol base del Córdoba, cuando se le ha dado la oportunidad, ha demostrado ser de los mejores de España.

Un aforismo dice: «Dame la caña y no el pez». Tenemos la caña: ciudad; estadio, aunque algo destartalado; afición, casi 15.000 socios y en estas circunstancias una empresa debe marcarse un objetivo acorde a su envergadura, que se conseguirá o no, pero solo se consigue lo que se pretende.

Tan entelequia es pretender algo inalcanzable, como no pretender lo alcanzable. Sr. Presidente, ánimo y adelante.

<b>Francisco Muñoz Jiménez</b>

Córdoba