Seguramente una de las primeras obras de demolición patrimonial de cierto valor una vez constituidos los ayuntamientos democráticos tuvo lugar en nuestra provincia. Por cronología la iglesia barroca de Scala Coeli del municipio campiñés de Castro del Río puede tener el triste honor de encabezar ese listado.

Lastre en el zurrón de ayuntamientos que, cuando menos, no han impedido pérdidas significativas de patrimonio religioso y civil identitario y de potencial turístico de sus pueblos, muchos de ellos hoy con tendencia demográfica negativa.

Siguiendo las obras de Rafael Martínez de Arellano, principios del XX, y de Juan Bernier, 1993, sobre nuestro patrimonio monumental, así como la consulta de dos expedientes de la Consejería de Cultura: inicio para incoar monumento histórico artístico a la iglesia y para la lograda inclusión en el catálogo de patrimonio histórico artístico provincial su torre-campanario, se aportan aquí referencias históricas y artísticas, así como de la desafortunada demolición de este templo. También se tienen aportaciones de transmisión oral.

El convento de Jesús y María de Scala Coeli lo costeó la marquesa de Priego, Doña Juana Enrique de Rivera, aproximadamente entre 1615 y 1630. A él se uniría esta iglesia cuya construcción se inicia a principios de la segunda mitad del seiscientos, bien por el lucentino Felipe de la Cruz o por Tomás de la Fuente. Monjas dominicas ocuparon el convento hasta ya finalizada la Guerra Civil. Después, convento e iglesia soportaron diversos usos, esta secadero de tabaco, entre otros. Finalmente sobre 1972 cuatro particulares adquirieron la iglesia en indiviso, se demolió y construyeron viviendas plurifamiliares. In situ queda solo la torre.

«Iglesia de esplendida estructura de piedra bien trabajada y labrada» (expedientes citados). De estilo barroco geométrico de placas, este templo se componía de tres naves y una gran portada de piedra. Esta, de estilo neoclásico y distribuido en vertical dibujando las tres naves interiores. La central y el crucero de gran porte por anchura y altura, las dos laterales de menor entidad. El «estilo de placas» es coetáneo al barroco pleno y se caracteriza por la superposición de volúmenes cúbicos y decoración geométrica.

Foto del magnífico retablo principal, dedicado a la Virgen del Rosario, recoge la obra de Bernier. También se conocen imágenes de retablo pétreo y según Martínez de Arellano la iglesia contenía esculturas y pinturas alegóricas atribuidas a discípulos de Alonso Cano.

La torre incorpora tres cuerpos de piedra almohadillada combinando en el tercero con ladrillo y rematada por chapitel de cerámica vidriada y cruz de hierro. Mas que en si misma, es evaluada como único vestigio recordatorio de aquella valiosa iglesia.

En febrero de 1974 el Ayuntamiento declararía en ruinas el edificio y en enero del 79 la última corporación de la dictadura otorgaría licencia de demolición. Esta se iniciaría 5 días después de constituido el nuevo Ayuntamiento, el 25 de abril.

Unos veinte días después el Gobierno Civil paraliza las obras e intercambia numerosos escritos con la Comisión del Patrimonio Histórico Provincial, Ministerio de Cultura, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Ayuntamiento y propietarios. Finalmente el 7 de septiembre la Comisión de Patrimonio permite continuar las obras .

De estos escritos, además de la citada valoración artística de la iglesia, resalta que cuando se paralizan las obras, el derribo estaría prácticamente terminado. La fachada principal debía desmontarse permitiendo su reconstrucción en el mismo solar. Asimismo las puertas de madera de la fachada principal y otros elementos se habrían puesto a disposición del Ayuntamiento. (La transmisión oral indicaría incluso algún robo de piezas de interés).

Para terminar, algunos interrogantes. No hay referencias a estado ruinoso de la iglesia. Iniciada la Guerra Civil esta se incendió, pero fotografías posteriores indican solo daños menores.

Se determina la reconstrucción de la fachada principal, pero solo se reconocen algunas piezas en la portada de una residencia de mayores. De las puertas y demás elementos de valor, no sabemos.

Sorprende que finiquitada la iglesia y tras los escritos participados por el Ministerio de Cultura, este inicie su expediente para incoar monumento histórico artístico (BOE de 6 de octubre 1979).

La transmisión oral señala amistad del nuevo gobierno municipal y propietarios. Uno de estos formó parte de la candidatura del alcalde. El Gobierno Civil debió paralizar las obras por previa denuncia de particular. Bien ganada su escalera (Scala) hacia el cielo (Coeli).

* Licenciado en Geografía e Historia