Don Santiago Ramón y Cajal recibió el Nobel de Medicina por conocer lo que más se resiste a cualquiera de los mortales: el sistema nervioso, su estructura, su funcionamiento... Hace muchos años y porque estas cosas se piensan en cuanto empezamos a sentirnos ignorantes y a no entender muchas de ellas... Les cuento: mi esquema mental consistía en un conglomerado de extrañas células que, larguísimas y retorcidas, inestables como puñado de lombrices, se enredaban para siempre, igual de interminables que las raíces de un pinar. Ahora sabemos más, aunque yo pienso que solo para establecer comparaciones: nuestro sistema nervioso puede asemejarse, por estar al día, con esas supuestas redes, activas e interminables, de Internet. Un verdadero laberinto, que más vale no hurgar y seguirle la corriente. Y es esa amplitud de hilos invisibles lo que provoca que estemos en todo, que todo nos afecte de un modo u otro: por egoísmo, ambiciones, amores, simpatías..., que puede establecer nuestra clara diferencia con los animales para tranquilidad de los taurinos y hasta que conoces lo de tantos perros que no fueron capaces de sobrevivir a sus amos..

Oyes la radio, ves la tele, a primeras horas del día, y las briznas de la noticia se pegan a tus neuronas como un chicle grande y usado para no dejarte: en tu casa, por la escalera, en el coche, si tienes la mala suerte o el mal gusto de usarlo. Porque a pocos nos agrada que otra gente sufra, que el vecino vaya de mal en peor en sus economías, su salud y hasta en su aspecto. Te desangras y hasta crees que te duele que miles de personas, como tú y los tuyos, anden por los caminos sin cobijo y perseguidos, sin un pan, un techo, una esperanza; que se asoman a nuestro «paraíso» para recibir un portazo o una bofetada en plena cara, un encierro o el panorama de la vuelta a su infierno. Y te hierve la sangre cuando a los de siempre, unos u otros, se les llena la boca con lo que crece nuestra riqueza per cápita y cómo nos envidian los de fuera o cuando con la mayor frialdad y hasta nostalgia, desde la cumbre del poder, evocan y hasta añoran nombres de personajes que ayudaron en aquella contienda en que nos matamos.

Conocí por sus rostros la luz de la ilusión. No puedo desligarme aunque lo intente. Te alejas de los medios pero, al fin, caes en cualquier película: la que tú mismo te montas con un par de actores que ni se enteran: una historia de amor, de luz y decepción; una historia de engaño y tristeza aunque ni siquiera hayas hablado con los personajes porque tú eres guionista, editor y hasta cámara de sus vidas.

3X2. Muy cerca de mi casa, aquí a la vuelta, alquilaron el local y los vi ilusionados, disponiendo sus artículos en rústicas vitrinas, tras un cristal grande que abría al escaparate para la calle. Recuerdo aquella actividad creativa, entre sonrisas, ensueños y esperanza: esto frente a esa luz con el precio que se vea.., el precio es mejor que el de cualquiera... Y en cuanto se vendan los primeros, otro pedido... Ponlo ahí, ahí mismo, para el que pase. Pero el lugar es de poco paso. Se estaba viendo, aunque podían más su necesidad, sus necesidades y fantasías... Apenas unos meses y algo me apretó en el pecho, pese a temer mis malos augurios: una mañana y con números enormes, con la trasmisión de su fracaso, de sus dolores, apareció aquella primera señal: 3X2, la sombra tristísima de una realidad, que vino, como jilguero en liria, a quedar pegada solo un poco, al inevitable rincón de mis penas. ¡Ojalá me hubiese equivocado! ¡Sería cosa mía! ¡Tal vez de todos!

* Profesor