Además de «Andalucía te quiere», «Sonríe, estás en Andalucía», «tu mejor tú», «Ven conmigo», la imagen de Andalucía necesita de algo más. Necesitamos compartir unas señas de identidad comunes, que aporten valor a todo lo que hagamos. Algo que complemente nuestra imagen más percibida, producto del carácter gentil y de la alegría de quienes aquí vivimos, de nuestro entorno natural y del legado patrimonial que exhibimos en cualquier rincón de nuestro territorio. Si lo analizamos, poco o nada hemos tenido que esforzarnos para proyectar esta imagen, se trata del reflejo de una herencia genética y patrimonial recibida de nuestros antepasados. ¡Menuda suerte!

De forma generalizada, y hasta el momento, ha sido la proyección como destino turístico y saludable la que ha absorbido la práctica totalidad de los proyectos e iniciativas dirigidas a potenciar la marca Andalucía. En este sentido no deja de ser un concepto sectorial que sin duda debe de formar parte del concepto-imagen global de la marca Andalucía al que necesitamos llegar para que la marca territorial de Andalucía esté vinculada con destino, origen, entorno y recurso.

Creemos que es el momento para que, liderado por la mayor de nuestras instituciones públicas, la Junta de Andalucía lance un proyecto de posicionamiento de la marca territorial de Andalucía, que coadyuve con el resto de las iniciativas que se vienen desarrollando, para conseguir ocupar el espacio que solo a Andalucía le pertenece.

Un proyecto de posicionamiento que permita detectar las percepciones que de nuestra marca territorial tenemos tanto los propios andaluces como el resto de la población, y a su vez permita gestionar la marca Andalucía como una marca no solo de lugar, sino de territorio, el conformado por la heterogeneidad y diversidad de recursos de sus ocho provincias.

Para ello, además de las administraciones, es necesaria la implicación y participación de las empresas y de las personas que conforman el territorio, por un lado como consumidores internos y elementos integrantes de su identidad. Y, por otro, como embajadores comprometidos y agentes de legitimación de la marca territorial de Andalucía como marca pública.

La responsabilidad de la administración en la gestión de la marca territorial de Andalucía requiere de un enfoque a largo plazo que no debe de estar sujeto a vaivenes políticos ni a ideologías partidistas que puedan lastrar o destruir el posicionamiento ideal que se determine.

Esperemos que a partir del próximo 2 de diciembre nuestros nuevos o renovados mandatarios contemplen la necesidad de poner la marca territorial de Andalucía en el imaginario colectivo que se merece.

* Presidenta de Córdobaactiva