Las elecciones europeas nunca han sido las favoritas de la población española, no sabemos si por inconsciencia voluntaria o por la intención de la clase política, que se ve más beneficiada en su imagen por otro tipo de elecciones, como las municipales, autonómicas o nacionales. En mi opinión, Europa debería ser nuestra prioridad, pues en ella nos jugamos muchas de las políticas que después tendremos que acatar en los distintos niveles nacionales.

La foto general europea es muy preocupante, si aquí no nos hemos enterado de la importancia de Europa, los partidos antieuropeos que abarcan un amplio espectro político: la extrema derecha, ultranacionalistas, extrema izquierda y una gran bolsa de ultras de todo tipo, quieren tener presencia en Europa, pues esa es una de las vías para acabar con Europa. Con una socialdemocracia debilitada, ahora algo más estimulada por la victoria de Sánchez en España, no acaba de tener claro cómo abordar la batalla electoral con tantos elementos en contra como se tienen en este momento.

Las políticas están claras. Los objetivos del milenio de Naciones Unidas son el único referente posible para el viejo continente, pero esos objetivos son difíciles de comunicar en una campaña electoral. Temas como la sostenibilidad, fundamental para la preservación del planeta y unas bases mínimas de solidaridad con los más débiles, erradicar la pobreza extrema y el hambre, que ya se viven dentro de las fronteras de la UE --como víctimas sin posible recuperación tras la pasada crisis económica--, la educación, la igualdad como motor de transformación social, la salud, la preservación del medio ambiente, y en definitiva, la construcción de la sociedad global para un desarrollo equilibrado del planeta, representan un reto que hay que afrontar. Sin una ciudadanía consciente e informada, me temo que nos volveremos a quedar en las proclamas y soflamas de los discursos de colores políticos, que tanto daño nos hacen a los ciudadanos, y les hacen a ellos mismos como representantes y gestores de nuestro futuro.

Las líneas maestras de lo que hay que hacer están claras. Además no queda más remedio que hacerlas, pero ¿de verdad vamos a ser capaces de votar en estas europeas con la conciencia clara de la importancia del momento? Necesitamos soluciones urgentes a problemas acuciantes: Inmigración ilegal, despoblación en el medio rural que rompe el equilibrio territorial, el incentivo de las energías limpias, el reciclaje, el mantenimiento del sistema del bienestar, las políticas necesarias para el crecimiento razonable de la población española, puesta en marcha de modelos reales de participación social, etc. Un sinfín de aspectos que dependen de Europa, y por ello Europa, es ahora más importante que nunca. Elevemos la mirada y actuemos en consecuencia.

* Directora general del Instituto Halal