1.- El mariscal de la defensa y el dueño del balón

Cada vez quedan menos. Y hasta resultará complicado que en Catar, ya dentro de cuatro años, se asome algún jugador de los tres que aún resisten de Alemania-2006. Iniesta ha dejado dicho que se retira de la selección, pase lo que pase en Rusia; Reina, en cambio, no ha comentado nada, pero tendría 39 años si se le presentara la posibilidad de disputar su quinto Mundial consecutivo. Sergio Ramos, el capitán, aspira a alcanzar esa privilegiada cifra amparándose en que aún tiene 32 años y un físico privilegiado. Son los únicos supervivientes de esa larga travesía que ha vivido el fútbol español desde los estertores de la furia hasta la eclosión del toque.

Ramos como mariscal de la defensa; Iniesta como dueño del balón, mientras a su lado iban desfilando genios como Xavi, imprescindible en la regeneración del fútbol español que promovió Luis Aragonés, un técnico que vivió a contracorriente, y tipos tan necesarios como Xabi Alonso. El papel de Reina ha sido, sin embargo, mucho más residual porque siempre tuvo por delante a un mito como Casillas y ahora, desaparecida la leyenda, solo hay hueco para De Gea, el portero del futuro que debe ser de presente.

2.- Rescatar la presión para asegurar el orden

El equipo ha recuperado la presión. Y el orden. O, tal vez, sea a la inversa, pero Lopetegui ha dotado a la selección de matices nuevos a un estilo que nació de la perseverancia de Luis (los bajitos dominaban el juego a través del balón reuniendo juntos a Xavi, Iniesta, Silva, Cazorla…) unida a la sabia tranquilidad de Del Bosque, que no solo no estropeó tan hermosa herencia (la Eurocopa del 2008) sino que la mejoró.

Con Lopetegui, España vuelve ser reconocible a través del gobierno de la pelota, capaz como es de vivir instalada casi siempre en campo contrario, con esos laterales largos (Carvajal, ahora en duda por su lesión muscular y Jordi Alba), que tienen alma de extremos.

Se ha rescatado, sobre todo, esa presión que activa el equipo cuando pierde la pelota, consciente el seleccionador y, por supuesto, los jugadores de que esos cinco segundos posteriores son más de media vida. España necesita la pelota para respirar. Se defiende, además, con ella. Cuando no la tiene se transforma en un equipo más terrenal, por lo que el técnico vasco insiste, una y otra vez, en correr mejor cinco metros hacia delante que no 30 o 40 hacia atrás para recuperar ese tesoro.

3.- El 'nueve', la pieza que siempre baila

Por si acaso, Lopetegui, una vez descartado Morata, uno de sus delanteros de referencia tanto en la selección sub-21 como en la absoluta, apuesta por otro tipo de atacante. Poco se parece Diego Costa a Rodrigo Moreno, el goleador del Valencia, capaz de moverse bien en espacios abiertos al tiempo que resuelve con delicadeza cuando las defensas forman atascos en el área. ¡Y qué decir de Iago Aspas! Astuto, imaginativo, creativo, con soluciones impensadas a problemas nunca vistos antes. Tres delanteros, los tres distintos. Y el ‘nueve’ que aún no ha llegado.

De ahí la idea de ampliar el catálogo que ha tenido Lopetegui. A la espera de que se instale el delantero centro decisivo, matices nuevos para viejas ideas. Y el recuerdo de Villa, aquel nueve que fue 11 en Sudáfrica arrancando desde la banda izquierda, para marcar cinco goles.

4.- Últimos ajustes en el amistoso ante Túnez

A la espera de lo que ocurra con Carvajal, España tiene definido nueve de los 11 lugares en la alineación. Si no se recupera el lateral blanco, Lopetegui podría apostar por Odriozola, el joven defensa de la Real Sociedad, atrevido ofensivamente como aún verde en las vigilancias defensivas, como resulta obvio por su edad (22 años). Hace cuatro, cuando la España de Del Bosque se hundía en Brasil, el lateral derecho donostiarra jugaba en Segunda B con el filial de la Real. Y en enero del 2017 debutaba con el primer equipo. Si quiere un perfil más experto, tanto Nacho como Azpilicueta le dan otro registro al seleccionador español.

Falta conocer, por supuesto, el nueve titular, por mucho que Diego Costa sea el gran candidato y quien acompaña a Busquets al frente de la sala de máquinas. O Thiago, uno de los más utilizados por Lopetegui, o Koke, mientras a su alrededor florecen volantes ingeniosos (Iniesta, Isco, Silva…) indetectables para el enemigo, por muy conocidos que sean todos. Ese es el verdadero patrimonio de España. El juego por dentro, unido a las alas verticales y profundas que le dan los dos laterales.

Todos esos últimos detalles debe ir ajustando el técnico este sábado en Krasnodar ante Túnez. Es la última prueba con balas de fogueo. Luego, espera la Portugal de Cristiano el próximo viernes en Sochi como partido inaugural del Mundial para la Roja. Es el último amistoso, ese en el que nadie quiere meter la pierna más de la cuenta porque cualquier minímo problema te envía a casa.