El recorrido más reciente del fútbol argentino obliga a la Albiceleste a reposar sus aspiraciones sobre un mensaje comedido, aun cuando una selección con escaso bagaje en el plano internacional, como Islandia (15.00, Cuatro), se presenta como su primer adversario en el Mundial de Rusia.

Tras un camino lleno de adversidades que llevó a Sampaoli al banquillo argentino, el técnico cumplió el primer objetivo, pero el conjunto celeste y blanco se presentará este sábado en el estadio Spartak de Moscú sin un horizonte definido. Los «vaivenes de las eliminatorias sudamericanas», completadas al abrigo de tres entrenadores distintos, y el 6-1 encajado ante España hace tres meses todavía están «latentes», según confesó Mascherano.

Jugar de esta manera, según reconoció Mascherano, exigirá «una gran valentía». «Requiere asumir muchos más riesgos que jugando de otra manera, pero esta es la forma que Jorge está apuntando y hay que mantenerla durante todo el tiempo. El equipo no puede deformarse, que es lo que nos pasó en varios partidos, y lo que terminó de inclinar la balanza para un lado o para otro», dijo.

Argentina examina sus hechuras ante un combinado con nula experiencia en Mundiales, pero creado para mantenerse en la elite a partir de una propuesta sumamente solidaria y aguerrida. Un país con apenas 23.000 licencias y 120 futbolistas profesionales cuenta con 23 ‘soldados’ uniformados para la victoria. Heimir Hallgrimsson ha dotado al cuadro vikingo de rigurosidad táctica, fortaleza física, autoconfianza y una ambición desmedida con origen en su seguridad defensiva. «Tenemos otro estilo, es verdad, pero vamos a demostrar que si sabemos estar unidos podemos lograrlo todo», dijo ayer en sala de prensa.

Los logros del fútbol islandés surgen de su coraje.