El colegio abrió pronto. Eran las nueve de la mañana en Sepang (Malasia) y, sí, el calor, el sol, iba a ser una auténtica tortura, con algún que otro chaparrón para no perder la costumbre por estas latitudes. Estaban todos los que son candidatos a todo porque el Mundial de MotoGP se ha puesto a unos precios increíbles en cuanto a la posibilidad, no ya de ganar un GP, sino también, de subirse al podio.

A las 10.10 de la mañana, Marc Márquez trataba de entrar en el paddock, una vez aparcado el coche que conducía su asistente José Luis Martínez, que pasó sin problemas el control de seguridad. Márquez, como ya le ocurriera hace unos días al mismísimo Rafa Nadal, a quien no le dejaron entrar en los vestuarios del Open de Australia al haberse olvidado la acreditación en el hotel, tenía ciertas dificultades para encontrar el plástico en su mochila.

Los Espargaró, muy felices

El caballero de seguridad no lo ha pasado nada bien y me insistía que lo sentía mucho pero que debía pedirme la acreditación por más campeón que fuese, bromeaba el muchacho de Cervera (Lleida), que había tratado de calmar al empleado diciéndole que no se preocupase que la llevaba y que él cumplía con su obligación. Ve! aquí está!, sabía que la había metido en alguno de estos bolsillitos.

El primer día de cole para los magníficos y todos los que aspiran a hacerles sombra (o intentarlo) fue muy positivo para todos. Nadie se quejó, nadie habló de camino equivocado, de desastre de moto y de nacimiento torcido. Todo lo contrario. Los hubo como Aleix Espargaró que dijo que por fin! tengo una moto competitiva, potente, capaz de que intentemos grandes cosas. Esto sí es un motor de carreras!.

Su hermano Polyccio estaba igual o más feliz que él. La gente de KTM ha trabajado muchísimo este invierno y, sí, la moto es mejor aún que la del pasado año. Y, sobre todo, aunque aún nos faltan un montón de cosas por probar, por ejemplo varios basculantes, pieza vital del chasis, puedo decir una cosa que me tiene muy feliz y sereno: este año no voy a tener que jugarme la vida para lograr una buena vuelta. Y, eso, cuando te has pasado el 2019 sobre el alambre, ya es mucho. Lo es todo!.

En la buena dirección

Estaba contento el jefe de Aprilia. Estaba loco de alegría el jefecillo de KTM. Y, sí, también estaba que daba saltos de alegría, aunque trataba de disimularlo, Àlex Rins, el hombre franquicia de Suzuki, uno de los pocos que le ganó un par de carreras, el pasado año, al mismísimo Márquez, una sobre la línea de meta. La moto es mejor, sí, sí, bastante mejor que la del año pasado y mira que la del 2019 ya era buena. No hemos hecho locuras en el primer día de trabajo, pero se nota que casi todo lo que han inventado mis ingenieros funciona. Queda mucho, todo, el trabajo por hacer, pero estamos en la buena dirección y eso significa que el objetivo de estar en el top-5, es decir, con posibilidades de ganar más de dos carreras este año, puede cumplirse, aunque hay que ver cómo evolucionan los demás. Yo, desde luego, estoy muy feliz con lo que tengo. La opinión de Rins era plenamente compartida por el mallorquín Joan Mir, aunque a mí se me sigue acumulando el trabajo.

No deja de ser curioso que el rookie que apretó a Márquez en la segunda parte del Mundial-2019, que el de Cervera, eso sí, volvió a ganar con una mano, el joven francés Fabio Quartararo, de 20 años, fue el primer de la clase el primer día de prácticas. Me siento bien, muy bien, sobre la nueva Yamaha, pero no mejor que el año pasado. He sido rápido, pero aquí cada uno va a la suya, así que el crono está bien, pero nadie sabe lo que hacen los demás. Yo, desde luego, voy a seguir con la misma ambición de siempre, pues tengo ya resuelto mi futuro en los próximos tres años y, en esa situación, es fácil retorcer el puño del gas.

La misma felicidad que expresaba el Diablo, convertido en el nuevo jefe de filas virtual de Yamaha (estoy muy lejos de ser el sustituto de Valentino Rossi), era compartida por Maverick Viñales y Franco Morbidelli y, de alguna manera, por el Doctor, aunque el veterano italiano, que cumplirá 41 años el próximo 16 de febrero, mostraba su alegría no tanto por volver a la actividad (logró el 10 tiempo (sigue siendo la peor Yamaha oficial) como por el hecho de que para Yamaha, MotoGP vuelve a ser importante.

No deja de ser curioso, desde luego, que en este primer día de patio, de recreo, aunque muchos se lo tomaron como si fuese la final de la Champions, los dos más grandes, los dos pilotos que han dominado las tres últimas temporadas (y arrasando), el propio Márquez y el italiano Andrea Dovizioso (Ducati, tres veces subcampeón), fueron quienes con más calma se tomaron el repaso de las asignaturas, sentarse en los pupitres, sacar la libreta y el lápiz y empezar a hacer sus deberes. Ellos buscan la matrícula a final de curso, no ayer, hoy, ni mañana, no.

Desde la primera vuelta me sentí peor de lo que esperaba, sobre todo teniendo en cuenta que, el año pasado, tras una operación similar en el hombro izquierdo tenía dolor, pero también tenía fuerza; esta vez, tenía dolor y no tenía fuerza o no la que esperaba, explicó Márquez tras dar las primeras 35 vueltas de la temporada a los mandos de su poderosísima Honda RC213V. Yo ya intuí que iba a sufrir más que el año pasado en el primer test. Aquí me duele el hombro en las frenadas, cosas normal; me cuesta agarrarme firme al manillar en las largas rectas a más de 300 kms/h., pero lo que más me ha extrañado es que no podía manejar bien el hombro y brazo derecho en las curvas de derechas vamos que ni siquiera he rozado el asfalto con el codo!, cosa poco o nada habitual en mí. Pero todo se andará, queda justo un mes para el primer fin de semana serio de la temporada.

Dovizioso es un UndaUnted'

Márquez reconoció que se imaginaba que le iría mejor. Estoy incómodo y he parado porque no podía más. En ritmo, eso sí, estamos en tiempos aceptables para mis condiciones físicas, contó tras explicar que acumula 250 horas de rehabilitación en las últimas 10 semanas, a manos de su fisio Carlos J. García. Lo bueno es que el dolor es estable. Veremos cómo me despierto mañana y si, a las 35 vueltas de hoy, puedo añadir 45 más pata tratar de darlo todo el domingo. Eso sí, el programa de pruebas lo vamos a completar, aunque me duela.

Ese era Márquez el temible, mientras que Dovi, que ha cambiado su sobrenombre o apodo, el que lleva grabado en el trasero de su mono de DesmoDovi a UndaUnted (impávido), ha reconocido que el primer día de clase es un día para tomar notas, repasar lo hecho y medir muy bien los pasos. Ya correremos más adelante, señaló el líder de Ducati, cuya moto no es, de momento, de las más llamativas. Dovi anunció que los nuevos neumáticos Michelin son puro chicle y que se agarran más que los del año pasado. Y pronosticó: No sirve de nada correr como corríamos el año pasado. Hay que cambiar de estilo.

Vaya, al campeón no le dejan entrar y el subcampeón anuncia que todo lo aprendido en clase, el pasado año, no sirve para este curso.