Hay quien se ríe, y con razón, de muchos de los títulos conquistados por el italiano Valentino Rossi, auténtico icono, mito, bandera del motociclismo moderno. Hay quien cree que, con los rivales similares a los que tiene ahora, auténticos campeones del atrevimiento, pilotaje agresivo y tremenda capacidad de intimidación (en la pista, pues fuera de ella el 'Doctor' sigue siendo un maestro), no hubiese conquistado, ni de risa, las siete coronas de la categoría reina que ostenta.

Bueno, es más, desde que aparecieron en escena el portentoso australiano Casey Stoner (campeón en 2011), el genial y fino mallorquín Jorge Lorenzo (2010, 2012 y 2015) y el precoz y revolucionario catalán Marc Márquez (2013, 2014 y 2016), Rossi no ha vuelto a coronarse rey desde el 2009. Y son ya siete temporadas prometiendo el décimo, que, con la pinta que han tenido los test ("necesito un milagro para poder aspirar a la victoria en el primer gran premio de Catar", dijo no hace mucho 'Vale'), lo cosa no pinta muy bien este año.

Y es que si algo tiene el Mundial que arrancará este domingo en la noche catarí (si es que no llueve y se lía) es que posee a los más grandes campeones jamás vistos juntos en una misma parrilla y, por supuesto, un montón de fábricas (Honda, Yamaha, Ducati, Suzuki, KTM y Aprilia) que compiten, de forma oficial, al más alto nivel y, por supuesto, con la más sofisticada de las tecnologías. Sé que los seguidores del hombre de amarillo jamás admitirán este discurso, pero Rossi fue campeón en el 2001 superando a Max Biaggi y Loris Capirossi; en 2002, a Biaggi y Tohru Ukawa, sí, sí, ¡Tohru Ukawa!; en 2003 y 2004, a SeteGibernau y Biaggi; y, en 2005, a Marco Melandri y Nicky Hayden, empezando a tener rivales de nivel en 2008 (Casey Stoner y Dani Pedrosa) y 2009 (Jorge Lorenzo y Pedrosa).

TRES GENERACIONES DISTINTAS

De ahí que el campeonato que ha empezado a rodar en Doha sea, como los ganados por Stoner, Lorenzo (3) y Márquez (3) de una dificultad muy superior a los certámenes en los que se coronó el 'Doctor'. Catar abre una lucha entre generaciones. La primera, cómo no, encabezada, en solitario, por Rossi, recién cumplidos los 38 años; luego viene la de Pedrosa (31), Andrea Dovizioso (31), Cal Crutchlow (31), Lorenzo (29), entre todos está Andrea Iannone (27) y, al final (o inicio) llegan los 'rockeros' como Márquez (24), Maverick Viñales (22), Jack Miller (22) y Àlex Rins (21). Los magníficos han dejado de ser cuatro para convertirse en repóker: Rossi, Márquez, Lorenzo, Pedrosa y Viñales, cuya exhibición en pretemporada, le ha colocado en la vitrina de los candidatos al título.

Algo tiene el agua cuando la bendicen. Es evidente que si todo el mundo señala el duelo Márquez-Viñales como la gran atracción de esteMundial es por algo, ya que lo pronostican, sobre todo, aquellos que saben más de carreras que nadie, los pilotos. "¿Qué que tiene Maverick?, sencillo: frena más tarde que nadie y acelera más pronto que los demás. O eso es lo que indica su telemetría", explica Rossi, el único que podría (si quisiera, fijo que ya lo ha intentado) copiar la puesta a punto de su M1 al piloto de Roses. "Va muy rápido, mucho. No me sorprende, a mí me ocurrió lo mismo en el 2013, cuando me subí, por vez primera, a la Honda RC213V de MotoGP, enseguida me encontré cómodo. Por eso gané el título en mi primer año entre los grandes campeones", recuerda, sin ánimo de revancha, ni mucho menos, el 'nen de Cervera', listo para empezar.

MOTO DÓCIL, MOTO SALVAJE

No hace mucho, en el 'boxe' de Suzuki en Phillip Island, se produjo una conversación muy, muy, interesante entre el italiano Andrea Iannone, junto a Márquez, sin duda, el piloto más agresivo, más loco, de la parrilla de la categoría reina, con su nuevo compañero, el joven novato catalán Àlex Rins. 'The Maniac', como le gusta que le apoden al italiano, le contaba a Rins que había dos tipos de motos: "la dócil, la máquina más semejante, por así decirlo, a las motos de calle o la moto de carreras, salvaje, agresiva, devastadora físicamente".

El comentario es clarificador respecto a lo que ha ocurrido en la pretemporada, en los test de Sepang (Malasia), Phillip Island (Australia) y Doha (Catar), en los que Viñales ha controlado la situación hasta convertirse en la alternativa más creíble, no solo al reinado de Márquez, sino, incluso, a su pilotaje, a su inconfundible estilo de campeón. Es evidente que Viñales se ha hecho muy rápidamente con los mandos de la Yamaha, la moto más dócil, más equilibrada y mejor de MotoGP, porque es muy similar a la Suzuki. Ha saltado de una moto amable a la máquina más dulce de todas. Todo lo contrario, por ejemplo, a lo que les ha ocurrido, de ahí sus primeros problemas, a Iannone, de la salvaje Ducati a la afable Suzuki o a Lorenzo, que ha cambiado su sumisa Yamaha por la indómita Ducati, una moto que destruye los brazos y las manos (Dovi acaba con sus manos ensangrentadas cada carrera).

No deja de ser sorprendente que, con la misma moto, Rossi tenga muchos problemas. Dicen que es, sin duda, no tanto la edad (38 años) como la mentalidad, el hambre y, sobre todo, la confianza. El 'Doctor' no se fía, aún, de su Yamaha. No tiene buen tacto con la rueda delantera. "Cuando hablas de los cinco mejores, cuando hablas de los candidatos al podio -explica un ingeniero japonés-, la diferencia la marcan los detalles. Sabemos ya que tanto la Yamaha como la Honda son dos grandes motos. ¿Por qué? Porque Viñales, un novato sobre esa moto, vuela y porque Pedrosa, ya no Márquez, que es capaz de ser rápido con cualquier moto, está ahí, entre los mejores, demostración de que la Honda RC231V es una buenísima máquina".

EL GRAN RETO DE LORENZO

Luego, está la mentalidad, el estilo y la ilusión de cada uno de ellos. Por más deseo que Rossi tenga de conquistar su décimo título, es evidente que Viñales tiene más hambre que él. O Pedrosa, que lleva 10 años persiguiendo el título grande. O Márquez, que quiere seguir destrozando la historia. O Lorenzo, que tiene el reto de conseguir lo que no logró ni siquiera Rossi, 'campeonar' con Ducati, lo que sí hizo Stoner.

El estilo es vital a lo largo de toda una temporada, ya que se trata de visitar distintos países, diferentes climas, trazados diversos y, sobre todo, carreras de todo tipo. Muchos piensan que Viñales es un clon de Lorenzo, es decir, que intenta ganar escapándose. Nadie sabe cómo se comporta en el cuerpo a cuerpo, vital en determinados momentos de la temporada. Puede que lo esquive, pero tratándose de un Mundial, tarde o temprano, deberá afrontarlo. Ese pilotaje fino, poco peleón, de huir, de escapar, de adquirir ventaja y mantenerla siempre con la misma trazada, es muy propio de Lorenzo, Pedrosa y Viñales, tres finos estilistas. Luego están los tigres, los guerreros, los auténticos gladiadores del asfalto, representados por Márquez, Iannone y, sí, a menudo, a veces, Rossi. Ser fino suma puntos; ser agresivo suma victorias, pero también caídas, lesiones, remontadas fantásticas.

ELEVAR EL LISTÓN

"Uno tiene la sensación de que, en el segundo año en la categoría reina y, por supuesto, con su aterrizaje en Yamaha, pues con Suzuki no ocurrió lo mismo, Viñales ha revolucionado el 'paddock', al menos en pretemporada, en la misma medida que Marc agitó MotoGP en el 2013, pilotando a lo Kenny Roberts, distinto, brutal", señala el italiano Carlo Pernat, descubridor de Rossi, actual mánager de Iannone y uno de los gurús del Campeonato del Mundo de MotoGP.

Y entonces es cuando Pernat amplía su metáfora. "Tanto Márquez, en aquel momento, como Viñales, ahora, me recuerdan al prodigioso Serguéi Bubka. ¿Se acuerda usted de Bubka?", me pregunta Pernat. ¡Quién no recuerda a Bubka! ¿Quién? "Bubka, poseedor de 35 plusmarcas mundiales de pértiga, fue elevando el listón poco a poco y, al final, con sus 6.15 metros, hizo imposible que los demás lo alcanzasen. Viñales, como hizo Márquez, ha colocado el listón un poquiiiiiiiito más alto. Nada, unos centímetros, o uno, pero como ya era tan difícil ganar, ha convertido la posibilidad de vencer en cada gran premio en algo mucho más costoso. Veremos quienes son capaces de seguir. Marc, seguro, de eso no tengo dudas. ¿Los demás pilotos? Bueno, los demás dependerá de los circuitos, del tipo de carreras que se produzcan, de los entrenamientos del sábado, de la salida… Pero el listón ya está un poquiiiiiito más alto".

Hay quien ha querido ver en el renacimiento de este esperado duelo, Márquez-Viñales, una eminiscencia, un recuerdo, de algunas de las batallas que ambos tuvieron de niños: con 9 años, Marc, y 7, Maverick. Ambos han negado que ni siquiera se acuerden de aquello. "Casi no coincidimos, nos llevamos dos años y, a esas edades, era mucho. Hay fotos, claro que hay fotos, pero son aisladas. Nunca corrimos juntos. Yo recuerdo más haber corrido con Pol (Espargaró) o Tito (Rabat), pero no con Maverick", dice Márquez. "Aquello no eran carreras, jugábamos, lo pasábamos bien. Lo de ahora sí va en serio, demasiado serio", cuenta muy serio Viñales.

Como diría Carlos Sainz (padre), "esto no es como empieza, es como acaba". En Valencia, claro.