Marc Márquez (Honda), 26 años, siete títulos mundiales, 200 grandes premios recién cumplidos, 78 victorias, 129 podios, 89 poles y 68 vueltas rápidas en carrera se dispone, la semana que viene, en Buriram (Tailandia), a conquista su octavo cetro mundial y a conseguir su sexta corona de MotoGP en siete años, lo nunca visto. "No tengo prisa para ser campeón, pero voy a tratar de aprovechar mi primera 'pelota de partido'. Debo quedar por delante de ‘Dovi’ (Andrea Dovizioso, subcampeón con Ducati) o sumar dos puntos más que él. Yo, desde luego, como siempre, voy a Tailandia a tratar de ganar", señaló Márquez al concluir el Gran Premio de Aragón, donde no dio opción a sus rivales, derrotándoles desde la salida a la bandera a cuadros, liderando todas las vueltas.

"Nos salió el fin de semana perfecto, el domingo que planeamos. Nuestro único error, esa caída tonta del sábado, encima nos ayudó a escoger el neumático medio delantero, que nos fue estupendo durante la carrera. La verdad es que siempre intentas organizar la carrera para que sea la ideal, la que tú tienes diseñada en la cabeza, pero no siempre te sale. En Aragón, sí ha salido como creíamos que podía salir", reconoce el piloto de Cervera (Lérida).

LA GRAN ESCAPADA

La idea era, sin duda, dado su tremendo ritmo, demostrado ya desde el primer entrenamiento del viernes, cuando ya rodó casi dos segundos más veloz que el resto de rivales, apretar desde la primera vuelta. "Quería tirar fuerte las tres primeras vueltas, pues así te evitas problemas como que intenten seguirte, que se te enganchen, que traten de copiar tu ritmo, que te cojan el rebufo. La verdad es que no me esperaba sacarles un segundo en la primera vuelta, me pareció una barbaridad, pero, en la segunda, que ha sido mi mejor giro en carrera, ya me he sentido muy fuerte. Con dos segundos de ventaja a los perseguidores ya se les empieza a complicar la persecución porque pierdes referencias y se te complica la remontada".

Marc Márquez (Honda), a la izquierda arriba, ya mandó el pelotón desde la salida. / ALEJANDRO CERESUELA

Ni que decir tiene que Márquez se pasó la carrera pensando en su error, de hace ya muchos meses, en uno de sus circuitos preferidos, Austin, Texas, Estados Unidos, donde se fue al suelo cuando era líder, dominando a placer la carrera, destacado. "Me he ido acordando demasiado de la imprudencia que cometí en Austin, mi único error de este año en carrera, y allí aprendí que, cuando tienes ya tres o cuatro segundos de ventaja, no tiene sentido seguir rodando al tope de tu ritmo y sí gestionar esa ventaja. En ese instante, es igual tener cuatro segundos de ventaja, que 11".

Márquez volvió a explicar que, aunque se siente muy veloz y este año tiene una moto ganadora ("ya no tengo que perseguir los rebufos para ser rápido"), lo importante es actuar con regularidad. "Ya no me marco el objetivo de ganar las máximas carreras posibles, pero sí de ser lo más constate posible, estar ahí, en el podio, siempre, porque eso es lo que te da el título. Luego, además de la regularidad, tienes que tener velocidad", señala el heptacampeón, que viajará a Tailandia con esa idea, repetir podio, cosa que ha logrado en 13 de las 14 carreras disputadas.

SUFRIENDO POR SU HERMANO ÀLEX

Márquez reconoció que esperaba más de las Yamaha de Fabio Quartararo y Maverick Viñales, los dos pilotos de la firma japonesa de los diapasones que le acompañaron en la primera línea de salida de la parrilla. "Pero, cuando antes de la salida, vi que habían montado detrás el neumático duro pensé ‘no serán rivales para la victoria’, pues nosotros teníamos claro que esa goma era muy buena para las diez primeras vueltas, pero caía muchísimo en las diez últimas". En ese sentido, como siempre, Márquez elogió la remontada de Dovizioso, "un piloto que siempre está ahí y que si no hubiese sido por los dos ceros que ha sumado este año, que no fueron culpa suya, seguiría peleando por el título".

Marc Márquez pidió a los periodistas que se esperasen antes de hablar sobre su triunfo, pues quiso observar, en director por televisión, como su hermano Àlex lograba una merecidísima tercera plaza en Moto2. / EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Márquez reconoció que se sentía "un piloto mucho más completo que en el 2014 cuando me creía invencible y, luego, vino el tortazo del 2015". En ese sentido, el piloto catalán no quiso ocultar que el hecho de que, a falta todavía de cinco carreras, ya tenga su ‘primera pelota’ de partido "también se debe a que muchos rivales han fallado. Cada año, la lista de candidatos al título aumenta, pero luego se van descartando con el paso de las carreras. Yo trato de ser regular y estar siempre ahí".

EL SEGUNDO DOBLETE SOÑADO

Y, cómo no, Marc habló del posible doblete familiar, de la posible doble conquista de los hermanos Márquez, repetición de aquel prodigioso 2014, cuando él ganó su segundo título de MotoGP y Àlex, su primer cetro de Moto3. "Toda mi suerte se la quiero dar a Àlex, lo intentaremos ayudar, pero tampoco quiero que sienta una presión añadida por parte de los que estamos alrededor suyo", dijo Marc en Motorland.

"Este tercer puesto en Aragón era lo que tenía que hacer después de que Augusto (Fernández) se haya caído. Àlex está demostrando ser un piloto de gran talento y más nivel, futuro prometedor. Está en Moto2, pero, como cualquier piloto, su sueño es dar el salto a MotoGP. No sé si será campeón pero, desde luego, trabaja y se lo merece como el que más. ¡Ojalá! lo consiga, me encantaría regalarle algunos de mis puntos. Sería una nueva locura y algo muy bonito que los dos consiguiésemos un segundo doblete".