Hace exactamente un año, el mallorquín Jorge Lorenzo, el único 'magnífico' capaz de arrebatarle un título (2015), en los últimos cinco años, al poderosísimo Marc Márquez (campeón en 2013, 2014, 2016 y 2017), sufrió una de las decepciones más grandes de su ya dilatada y brillantísima vida deportiva. Estrenaba, en los primeros test de pretemporada, su flamante Ducati ‘Desmosedici’ GP17 y lo hacía después de haber firmado un contrato millonario con la marca propiedad de Audi y patrocinada por la compañía de tabacos Phillip Morris. Sus resultados no fueron para soñar, pues el primer día quedó a más de un segundo del italiano Andrea Iannone (Suzuki) y se despidió, dos sesiones más tarde, a 0.399 segundos (casi medio segundo más lento) que el catalán Maverick Viñales (Yamaha), entonces gran dominador de aquellos ensayos.

EL PRONÓSTICO DE MARC MÁRQUEZ

Un año después de aquella enorme desilusión, es decir, el pasado martes, Lorenzo descansa en su casa de Suiza habiendo logrado, no solo el mejor crono de los tres días vividos en Malasia, el mismo circuito, la misma fecha, idéntica competencia, sino sabiendo, intuyendo, que, tal y como pronosticó Márquez, el tetracampeón catalán de MotoGP, el mismo día que ganó, en Cheste (Valencia), su cuarto gran título, “Jorge será un firme candidato a la victoria en cada gran premio y un serio aspirante al título en el 2018”.

El mallorquín cerró la vuelta más rápida jamás realizada en el trazado malayo con un crono de 1.58.830, lo que le sirvió para liderar la última jornada de pretemporada en Sepang. Con este tiempo, Lorenzo rodó casi dos segundos por debajo del récord oficial de la pista, establecido por él mismo, en 2015, con un tiempo de 2.00.606, una marca que sigue vigente después de que, en 2016 y 2017, la lluvia fuera protagonista en la carrera de Sepang, ganadas ambas por Andrea Dovizioso, lo que viene a confirmar que el trazado malayo, es propicio para las motos rojas.

“Decir que no ha sido la vuelta perfecta puede sonar mal porque ha sido un gran tiempo. Pero, en efecto, no lo ha sido, no, aunque ha sido un giro muy bueno, sí", explicaba el piloto nada más bajarse de la moto este martes en Sepang. Pese a haber logrado poner todo en su sitio con la nueva GP18 y cerrar un giro rapidísimo, Lorenzo explicó que no han llegado aún a ninguna parte. “Aún estamos en el camino de sacar el máximo partido de la moto”.

Jorge Lorenzo (Ducati), durante la segunda sesión de test en Sepang (Malasia). / ALEJANDRO CERESUELA

“Soy el mismo Lorenzo de hace un año. La moto ha mejorado en ciertos puntos después de mucho trabajo. No me ha sorprendido estos cronos, no, porque nunca dudé de mi potencial. Incluso cuando sufría y acababa en carrera fuera del top-10 sabía que era una cuestión de tiempo y adaptación que llegasen los resultados”.

UNA CATEGORÍA MUY DIFÍCIL

"Se ha demostrado todo el trabajo que los ingenieros han hecho durante los últimos años. Las cosas nuevas han gustado a todos los pilotos de Ducati y, en especial, a mí, que soy un piloto más particular”, admitía a Motorsport.com. “Esta moto ya me permite sacar lo mejor de mí. Cierto, no he podido hacer un simulacro de gran premio, que hubiese sido muy importante, pero lo importante es tener una moto equilibrada, fiable y competitiva. Y la tenemos. Claro que en la actual MotoGP, nunca puedes cantar victoria pues las cosas cambian de un día para otro, pero partimos de una buena base.

“No podemos saber si la Ducati es la mejor moto de todas y aún menos lo pueden saber los rivales”, dijo ‘Dovi’, siempre tan cauto, siempre con los pies en el suelo, siempre alejado de euforias innecesarias, precipitadas. Y el italiano, ganador de seis carreras el pasado año y que peleó por el título hasta el último gran premio, añadió: “Jorge siempre es bastante extremo en sus declaraciones, creo que ha sido extremo con lo que dijo (risas). Quiero hacer estos comentarios positivos cuando estemos en otra pista. De momento me gustaría mantener los pies en el suelo”.