Una de las obras de gran formato más espectaculares de José Garnelo y Alda, La muerte de Lucano, ofrece una imagen hasta ahora desconocida para el espectador contemporáneo gracias a la intensa restauración desarrollada en el Museo Nacional del Prado. Tras seis meses de trabajo, el equipo dirigido por Lucía Martínez ha logrado redescubrir algunos detalles que permanecían escondidos en este enorme lienzo concebido por el que fuera subdirector de la principal pinacoteca de España entre 1915 y 1918.

Durante los próximos dos meses, esta obra, que obtuvo la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, permanecerá expuesta en el Museo del Prado antes de su regreso al Museo Garnelo de Montilla, donde se encontraba en depósito desde el 10 de julio de 2009, cuando se hizo efectivo su traslado desde el Instituto de Educación Secundaria (IES) Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera.

De esta forma, no será hasta diciembre cuando esta obra de José Garnelo regrese al museo que lleva su nombre, «un proyecto nacido con el objetivo de recuperar la obra de este gran artista y pedagogo», tal y como señaló el alcalde, Rafael Llamas, quien defendió la necesidad de acometer esta restauración «por el valor y por la importancia de esta obra en la trayectoria del artista».

La muerte de Lucano es la segunda obra de Garnelo que ha sido restaurada en el Museo del Prado. Así, en 2015 se actuó sobre Jesús, Manantial de Amor, que tuvo consideración de Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901, y que fue cedida al Museo Garnelo por un plazo de cinco años.

En este segundo caso, la restauración de La muerte de Lucano ha contado con un presupuesto de 42.000 euros, financiado por el Ayuntamiento de Montilla, que ha contado con la colaboración de la propia pinacoteca madrileña. Una inversión que, para Llamas, debe plantearse «como un recurso para hacer más atractiva nuestra ciudad y para potenciar las visitas interesadas en conocer nuestra oferta cultural».

Durante un período de seis meses, el lienzo ha permanecido en los talleres de restauración del Prado para ser sometida a una importante intervención que ha supuesto la recuperación completa de una obra que, por Real Orden de 12 de julio de 1928, se depositó en el Instituto Provincial de Jerez de la Frontera, hoy IES Padre Luis Coloma, donde permaneció hasta 2009.