Las bodegas y cooperativas del marco Montilla-Moriles confían en incrementar este año la producción de vino dulce Pedro Ximénez para tratar de satisfacer la creciente demanda de los mercados. No obstante, la tardía maduración de la uva tras una primavera muy lluviosa y un mes de julio anormalmente fresco podría complicar los trabajos en las paseras, donde se extenderán al sol los racimos de uva durante algo más de una semana, con el objetivo de procurar la deshidratación del fruto y la concentración de sus azúcares.

«Este año viene algo retrasada la maduración de la uva con respecto al año pasado, por lo que el riesgo de lluvia es mayor conforme nos acerquemos a septiembre», reconoció Manuel Galán Espina, gerente de Bodegas Galán Portero, que en 2017 llegó a extender al sol cerca de un millón de kilos de uva en su pasera situada en las inmediaciones del Pico Cigarral.

«Este año nos gustaría poder elaborar más vino dulce pero, al final, todo dependerá de las condiciones climáticas», reconoció Galán, quien hizo hincapié en que la «gran enemiga» de las paseras es la humedad. No en vano, un exceso de agua en el ambiente puede provocar la proliferación de hongos en los frutos y, consecuentemente, la aparición de podredumbre gris, una enfermedad criptogámica que complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación más compleja.

Junto con Bodegas Galán Portero de Montilla y Bodegas del Pino de Montalbán, los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez en el marco Montilla-Moriles siguen siendo la cooperativa La Aurora -que este año volverá a mantener su colaboración con La Unión, de manera que los socios de ambas entidades pueden aportar uva en cualquiera de ellas-, la cooperativa La Purísima de Puente Genil y Bodegas San Acacio de Montemayor que, en campañas anteriores, ha sido la primera en instalar su pasera, dado que los viñedos de sus socios se ubican mayoritariamente en terrenos arenosos, lo que hace que las uvas maduren entre una semana y diez días antes que en el resto de la comarca.

Por su parte, la cooperativa Nuestra Señora de la Aurora de Montilla confía igualmente en mantener la producción de los últimos años, que se sitúa entre los 2 y los 2,5 millones de kilos de uva sobre la pasera, una cifra sensiblemente inferior a la que registraron en 2015, cuando la entidad que preside Juan Rafael Portero llegó a extender cerca de tres millones de kilos de uva junto a sus instalaciones, en uno de los márgenes de la antigua travesía de la carretera nacional N-331.

«El Pedro Ximénez es un vino del que casi no existen excedentes, es un producto único y diferente de Montilla-Moriles que se vende muy bien, por eso queremos mantener la misma cantidad», subrayó Juan Rafael Portero que, al igual que el resto de productores, advirtió de los riesgos que podrían suponer las lluvias que suelen registrarse al final del verano en el marco Montilla-Moriles.