La última edición del Diccionario de la Real Academia Española define «debate» como «controversia, discusión, contienda, lucha, combate». De modo que lo que nos llevan vendiendo desde las pasadas elecciones generales como «debate de candidatos» -y que ahora se repite con motivo de los comicios municipales- no es más que una sucesión inconexa de monólogos, la mayoría de ellos insufribles por manidos y cargados de tópicos, en los que los representantes de cada formación tratan de soltar su rollo sin escuchar para nada a sus rivales y procurando arrimar el ascua a su sardina, con la pretendida ilusión de que algún incauto elector se lo compre porque sí. Y digo yo que si los ciudadanos aceptamos tragarnos estos bodrios sin sentido, los partidos deberían tener la decencia -por respeto a nosotros, digo- de enviar a estos «debates» a personas que, por lo menos, sepan leer y expresarse con un mínimo de corrección. Por favor se lo pido.