Hace bastantes años, mi profesor de Derecho Constitucional, Pepe Acosta -un tipo brillante y divertido, que llegó a ser diputado en el Parlamento de Cataluña por el Partido Socialista de Andalucía-, me enseñó que el gran reto de la vida no debía ser el de «encontrarse a uno mismo» sino, más bien, el de «construirse a uno mismo». Porque, de algún modo, todos los ingredientes que necesitamos para cambiar el rumbo de nuestras vidas están a nuestro alcance, dentro de nosotros, como creo que han descubierto los participantes en la primera Lanzadera de Empleo, una iniciativa que dista mucho de esos otros proyectos grandilocuentes que apenas sirven para rellenar periódicos y que ha dotado a una veintena de paisanos de las herramientas necesarias para que empiezan a confiar en ellos mismos. Ahora solo necesitan algo de suerte y una oportunidad para demostrar todo lo que valen, que es mucho.