Cuando el sol hace brotar las gitanillas, las calles del Barrio de la Cruz de Montilla rebosan de visitantes llegados desde distintos puntos de la provincia atraídos por ese estallido de luz, color y alegría que inunda una de las zonas más entrañables de esta localidad de la Campiña Sur. El tiempo parece detenerse en esas añejas calles, que siguen siendo adornadas con unas banderitas multicolor que cumplen la agradecida función de toldo veraniego.

«Se trata de una fiesta que es fundamental en la primavera montillana y a la que el Ayuntamiento corresponde apoyar como al resto de fiestas populares que se celebran en nuestra ciudad», recalcó el alcalde, Rafael Llamas, quien reconoció que la Fiesta de la Cruz «brilla porque este barrio es un lugar de encuentro y de convivencia, que acoge una fiesta que beneficia a toda Montilla».

La Asociación de Vecinos La Silera y el Ayuntamiento de Montilla presentaron un programa de actos que sirvió para dar la bienvenida a la primavera y que arrancó con una marcha de senderismo. Tras el homenaje al sacerdote lucentino Andrés Cabeza Hurtado, párroco de San Sebastián durante cerca de dos décadas y principal valedor de la fiesta, una de las citas más representativas tuvo lugar el sábado 5 de mayo, con el desfile de cruces de mayo desde el patio del Colegio Salesiano hasta el Llanete. Las cruces premiadas en este pasacalles se expusieron en distintas bodegas y lagares, con motivo de la actividad denominada Patios de Bodega.