Estamos acostumbrados a que el Ayuntamiento no gobierne a favor de lo que interesa a los ciudadanos, sino a su propio interés.

Y un ejemplo más es el bochornoso espectáculo que se produjo en el Pleno del martes 13 de marzo, al que tuve la ocasión de asistir.

Según mi criterio, en un alarde de cinismo y demagogia, se votó, por mayoría de los partidos: Socialista, Izquierda Unida, y Podemos, a favor, entre otras medidas y con la excusa de la mejora del barrio de Ciudad Jardín, la peatonalización de la calle Antonio Maura y otras de dicho barrio y, según refleja la prensa, extensivo en un futuro a hacer lo mismo en avenida de la Viñuela, Tras la Puerta, avenida Almogávares, etc. Y todo ello con el voto en contra de la oposición, que manifestaba, con sólidos argumentos, lo contrario.

Los que votaron a favor de la peatonalización tuvieron que hacer un esfuerzo inconmensurable para defender lo indefendible con tal de llevar la razón. Porque la realidad es que los vecinos y comerciantes (la mayoría, según una encuesta con firmas expuesta en dicho Pleno) no quieren dicha peatonalización por los males que acarrearía, en contra de la falsedad oficial de lo contrario, apoyándose en que es opinión de diversos organismos tales como la Junta de distrito y la Asociación de Comerciantes que, en teoría, representan al barrio pero, en la práctica, pueden estar mediatizados por el Ayuntamiento, sobre todo en la Junta de Distrito, compuesto, en parte, por representantes del Ayuntamiento y partidos políticos; además por la posible opinión interesada de sus componentes, según sus afirmaciones en radio y prensa. En definitiva, que desgraciadamente no representan a todos los ciudadanos del barrio, y éstos, como siempre, tienen que actuar por su cuenta para evitar el estropicio.

La solución, da pudor tener que repetirla, pues la haría hasta un niño de pecho, y es la coexistencia entre peatones y circulación rodada, con aceras suficientemente anchas y calzada para los automóviles que, por cierto, dejarán de contaminar y hacer ruido en un futuro muy próximo, al ser eléctricos, que eran otras de las excusas que esgrimían para peatonalizar las calles. ¡Hay que tener alturas de miras, señores gobernantes!, y no empeñarse siempre en «dar por saco».