Ésta es una de las cuestiones que el ser humano tiene ante sí, si es que desea conocerse y averiguar el sentido que le da a su existencia: ¿vive o deambula? ¿Qué entendemos por vivir? La respuesta, desde la perspectiva humanista, viene dada por la forma de relacionarnos con nuestros semejantes, evitando que nuestra existencia no esté «exclusivamente dirigida hacia nuestra persona», sino que, desde los valores y humanidad que hemos incorporado en el trascurso de nuestra existencia, seamos capaces de observar a aquellos otros seres humanos que, al no gozar de situaciones privilegiadas, sufren una vida menos afortunada que la nuestra, y ofrecerles en el presente nuestra compañía, ayuda y dedicación. Personas que necesitan ser escuchadas o compartir su silencio. Esto es un acto de amor que hará que nos mantengamos vivos interiormente.

Existe una gran necesidad en la sociedad de sentirse escuchados y acompañados, pero también de ofrecer calor humano a quien, por su circunstancia personal, se siente huérfano de toda estima y comprensión. Vivir es saber decir «lo siento» desde el sentimiento; desarrollar y potenciar nuestras capacidades humanas, y entre ellas, erradicar el egoísmo, que tanto dolor y sufrimiento causa. Vivir es dar afecto en el presente para que mañana, al despertar un nuevo día, no sea demasiado tarde, pues «la persona ya no está». Queramos en vida para no sentirnos culpables después de su muerte o ausencia, debido al afecto y consideración que, pudiéndole ofrecer, le negué por mi indiferencia o desconsideración hacia su persona, o por tantos otros motivos... Vivir es abrirnos al mundo externo con una mano tendida llena de sentimiento hacia este otro ser y sus circunstancias personales.

Deambulamos (morimos interiormente como seres humanos) cuando la falta de humanidad preside y anida en nuestras vidas, ignoramos a nuestros semejantes y nos convertimos en el «centro del universo». Evidentemente, ésta es una opción que tiene ante sí el ser humano, pero entonces deberíamos hacernos esta reflexión: «¿Vivimos o morimos interiormente?».