La figura de Claudio Muriel irá siempre unida con Alcaracejos porque uno estaba metido dentro del otro y viceversa. Hablar bien de mi padre me hace sentir cierto pudor. Desde aquí sólo pretendo dar a conocer parte de su obra como persona que le gustaba escribir. ¡Qué fabuloso es hacerlo! La reciente publicación del libro Alcaracejos y otros lugares: Una visión muy personal recopilado por mí, nos permite acercarnos a situaciones cotidianas, personas, tradiciones, opiniones, etc, que mi padre recogió a lo largo de su vida para programas de feria, en periódicos, para reuniones de amigos o remitidas a entidades públicas y privadas. Por lo escrito podemos conocer sus intereses y preocupaciones. En palabras de Cati, amiga, bibliotecaria y mojina, «Claudio fue un hombre de la posguerra que, como tantos otros tuvo que hacerse a sí mismo a fuerza de trabajo y de solidaridad para con su familia extendida. Fue un apasionado y empedernido romántico, de esos de los que la poesía forma parte de su ser, y a falta de preparación universitaria, la vida lo dota de valor y de pluma genuinamente espontánea. Es admirable que personas como Claudio, que contaron con tan pocos recursos hayan hecho su sueño realidad escribiendo tenazmente inspirado en la amistad y en la belleza».

Para mí Claudio era un «cazamomentos», por eso escribía a mano en servilletas de papel, folletos de publicidad, facturas, sobres de cartas recibidas o papeletas de votaciones. Sus escritos, versillos y prosa, desprenden un tono bromista, sin ofender, cálido y amistoso. También cuando aborda temas serios.El libro, con muchas fotos, está dividido en 6 partes: Alcaracejos, Los Álamos, Benalmádena, Córdoba, Andalucía y varios. Las cuatro primeras son lugares donde el autor vivió. Destaca lo dedicado a Alcaracejos ¡Claudio, un mojino pata negra que también miró por Los Pedroches, la provincia y Andalucía!