En la sesión parlamentaria del Congreso de los Diputados con motivo de la derogación de la prisión perpetua revisable, para defender lo indefendible, el portavoz del PSOE argumentaba que se había derrotado a la ETA sin esa ley y, por el contrario, con esa ley en vigencia se había asesinado recientemente al llorado Gabriel. O sea, que según su argumento, esa ley no tiene ninguna efectividad en contra del crimen, y por tanto favorece al asesinato de niños. No se puede ser más retorcido, más zoquete o más perverso. Con independencia de que la ETA, como organización terrorista existe todavía, aunque dejado de asesinar (esperemos que para siempre), es muy dudosa la afirmación de que haya sido vencida, cuando todos sabemos que ahora se encuentra en las instituciones, legislando y subvencionada con nuestro propio dinero, desde donde están apoyando a presos asesinos y homenajeando a los terroristas. ¡Valiente derrota! Pero admitiendo la primera afirmación, ¿que pretende el mencionado portavoz socialista? ¿Recuerda cuantos muertos han sido necesarios para alcanzar esa supuesta derrota de ETA? ¿Es que quiere otros cientos de niños vilmente asesinados para justificar su argumento? Decir eso sería igual que pretender eliminar todas las leyes de protección de las víctimas de violencia de género, argumentando que no sirven para nada, pues se siguen cometiendo, por desgracia, todos los días actos contra la integridad de la mujer. Las estupideces, en la empresa privada, tienen su costo profesional. En política parece que no tienen ninguna importancia, ni conllevan costo. Ni siquiera si son maldades. Personas como esa no deberían estar en política, ni mucho menos representando a un partido con proyecto de gobernar la nación.