Donald Trump, en su habitual política liberal, abre la puerta a la explotación de los recursos naturales en dos parques nacionales para beneficiar a las élites de los combustibles fósiles, grandes generadores del cambio climático. Esta modificación en el estatus de ambas reservas, supone recortar en un 70% su superficie protegida. En ellas existen zonas arqueológicas con arte rupestre de poblaciones primitivas y albergan terrenos que varias comunidades de nativos americanos consideran sagrados. ¿No hay límites? ¿Todo es válido? En un planeta con recursos limitados, la producción desmedida, el consumismo exagerado, la desproporcionada cantidad de residuos generados y los gases de efecto invernadero, nos llevarán al colapso. Al final, nuestra especie desaparecerá por su excesiva ambición, pero la naturaleza, que no nos necesita, encontrará el camino para regenerarse, como ocurrió tras las grandes extinciones de anteriores eras geológicas.