Separar el mito de la verdad histórica no es nunca tarea fácil ni convence fácilmente al auditorio. Lo que sí es fácil como extendido es el empeño en minusvalorar a nuestros grandes y valerosos hombres y mujeres precisamente por nosotros mismos/as. Cuando a un personaje de nuestro historia se le adorna, se le ensalza en extremo creando en él o en ella una aureola de leyenda o mito, es sin duda, por sus relevantes hechos y hazañas nada normales que les diferencia del común de los mortales.

Sin leer el anunciado libro sobre el Almirante Blas de Lezo, ‘La verdad detrás del mito’, percibo esa fría ingratitud, sobre este valiente marinero almirante de la flota española tan audaz como vivamente disminuido físicamente. Tanto que era reconocido y llamado por sus hombres: el ‘Mediohombre’. Que ya, tan solo por esa multi- minusvalía (tuerto, cojo y paralizado un brazo) lograda en combate..., continua guerreando y dando frente a sus enemigos..., insisto, solo por eso, toda su acción combativa constituye un hecho más que meritorio. Y si además consigue, solo o acompañado por el virrey de Cartagena de Indias (en quien recae el mando civil de la plaza) defender y salvar a toda Hispanoamérica del Imperio Inglés (si dicha plaza cae en manos inglesas)..., ustedes me dirán si no es el almirante Blas de Lezo, digno de ser una leyenda mítica por mantener Cartagena de Indias en poder de la Corona Española.

Y según narran las autoras del libro (restando protagonismo al almirante) que en la defensa de esa plaza, colaboró el virrey junto al almirante a pesar de que se «odiaban cordialmente»..., ello muestra y evidencia que el insigne marino, tan disminuido corporalmente (no de inteligencia) tuvo que luchar doblemente. No solo directamente con esa desproporcionada flota naval inglesa extremamente superior en navíos y soldados..., sino también con el virrey discrepando en la defensa de la plaza, pues el estratega fue el almirante, sin duda alguna. Alentando a sus hombres a no rendirse ante tantos barcos enemigos como soldados ingleses, que invitaba a la rendición. Su acción fue de leyenda por sus consecuencias a favor de la Corona de España; pues si ganan los ingleses, toda Hispanoamérica hoy hablaría en inglés. Seamos más patriotas y no cofundamos.