Un fallo informático del espionaje estadounidense ha puesto al descubierto el siniestro plan para hacernos creer que el paraíso venezolano es un infierno. Los cuatro millones de emigrantes no son sino unos turistas así disfrazados, a los que se les ha pagado unas largas vacaciones en el extranjero a cuenta de las futuras ventas del petróleo, tras la subida del crudo tras este artificial parón Lo mismo se diga de los manifestantes y agitadores internos. Incluso el purísimo Errejón, que había aprovechado una oportunidad que no había tenido desde lo de la Universidad malagueña, ya ha reconocido que los venezolanos, además de las tres comidas, también meriendan. El brutal aumento de personas con hambre registrado por la ONU se debe sólo a una astuta campaña de dietas “saludables”, manipuladas desde el extranjero por los de siempre. El bendito espíritu de Chávez aparecida en forma también de pájaro sobre su apóstol Maduro parece augurar, pues, otro éxito bimilinerario, esta vez, que buena falta le hace, a Venezuela.