Veo en su web el vídeo de la pelea de las vendedoras de romero junto a la Mezquita y me da la impresión de que su éxito está en el morbo de ver a varias mujeres empujándose. Se quejan los comerciantes, pero mí me parece que todo el mundo tiene que buscarse la vida. Lo malo es que el romero lo regalan como excusa para atraer al turista y leerle la mano, y piden mucho más que una propinilla, generando a veces incomodidad y malestar. Quizá eso sí habría que controlarlo.