Las mujeres, todas, a lo largo de la Historia hayamos estado dónde hayamos estado, hemos sanado, hemos cuidado la vida de nuestros seres queridas y queridos, la vida de otras personas, hemos y cuidado la madre tierra, aunque estos trabajos no han sido reconocidos ni abonados económicamente.

Me pregunto si aprenderán los que nos gobiernan con esta pandemia, que no ha sido la única a lo largo de la historia de la humanidad, que el trabajo de cuidado, de limpieza, el trabajo para alimentarnos y vivir en en casas con las condiciones higiénicas debidas tiene que ser reconocido y pagado, de manera que las mujeres seamos independientes económicamente, ni más ni menos, como lo son los varones.

No menos importante será reajustar los salarios y beneficios de quienes hacen donaciones, tienen varios inmuebles, coches de lujo y un largo etc. que no son necesarios para disfrutar de una vida confortable y digna, con servicios públicos de vivienda, salud, educación, arte y demás bienes que hacen la vida digna.

Urgen gobiernos capaces de reconocer el valor de la vida humana, el valor del respeto, el valor de la justicia y las libertades, el valor de que toda persona sea atendida dignamente en la infancia, la adolescencia, juventud, madurez y vejez, independientemente del color de piel, del sexo, nacionalidad, clase social o religión.

Urgen gobiernos que no estén por el capital, por la producción y el consumismo sin límites, todo lo contrario. Urgen gobiernos que de una vez por todas, pongan en marcha el reparto de la riqueza, la reducción de jornada laboral a 6 horas, cinco días a la semana, para que madres y padres puedan acometer la educación y el cuidado de sus hijas e hijos, para que todas las personas tengan vida más allá de la jornada laboral, para que los trabajos de 24 horas desaparezcan, para que se ponga fin trabajar para ser pobre, en este país según el mercado en todos sus ámbito, una persona no puede vivir con menos de 1.300 euros liquidos mensuales, menos aún cuando hablamos de dos o más personas. No se puede sostener una sociedad donde en general, y especialmente las mujeres que somos el 52,04% de la población mundial, tenemos contratos y sueldos que nos condenan a la miseria y podredumbre a nosotras y a nuestras hijas e hijos, y de nosotras las madres solteras, la mujeres migradas, discapacitadas, de minorías étnicas, prostituidas, víctimas de violencia y la nacidas en familias excluidas del sistema somos quienes mayoritariamente perdemos la salud y arrastramos nuestras vidas.

No es cierto que vivamos en un país de bienestar social, afortunadamente la sanidad pública y la educación va por delante de muchos países. Bien, por ello hay que preservarla y dar gigantes pasos para que el reparto de la riqueza sea real, a todas luces no se pueden mantener privilegios para unas y unos pocas y pocos y el 80% se la población perder la salud, queriendo sostener la vida.

* Presidenta de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres