Como sabemos el sistema público de pensiones en España no se basa en la capitalización, en el que cada persona cobrase lo pagado anteriormente aunque capitalizado en el tiempo. Nuestro sistema es de reparto, lo que significa que tiene que haber cotizantes para pagar la pensión de los que estamos jubilados.

Los ingresos de la Seguridad Social son de cuatro tipos: Cotizaciones sociales, que suponen un 76,3% del total; las transferencias del Estado, que son el 9%; las operaciones financieras, el 13%, y el resto que son de otro tipo que suponen el 1,7%. Se observa que la cantidad más importante la aportan los cotizantes.

Los ingresos por contribuciones suponen 110.560 millones, mientras que el costo de las pensiones contributivas es de 103.138 millones lo que da como resultado un superávit de 7.422 millones, por lo que en principio parece que el sistema es viable. No es verdad, pues del resto de las pensiones que se pagan, 41.770 millones, solo se ingresan 13.100 millones, lo que le supone al Estado un ahorro del 2,18% del PIB. Sacamos como conclusión que el Estado esconde un déficit en los Presupuestos Generales que es casi el doble del actual, provocando además crear una conciencia social sobre la inviabilidad del sistema para ajustar sus propias cuentas y perjudicando a sabiendas a todos los pensionistas actuales y futuros.