Sobresalto al escuchar un teléfono sonar, un desplazamiento repleto de esperanza, un órgano que vino a mí volando como un ángel. Unas luces que alumbraban mi rostro sin deslumbrar, unos familiares en la espera que desespera... Todo comenzó en 2014 por una revolución hormonal en mi segundo embarazo. se malogró a las 8 semanas de gestación y ahí fue, donde comenzó una triste andadura por la pérdida de mi bebé, pero apasionante a la vez, todo un reto de supervivencia, con sus riesgos.

Cuatro años de seguimiento en el hospital Reina Sofía de esta bella ciudad cordobesa. Me derivan a hepatología, unos años de revisiones, pruebas, y me diagnostican adenomatosis hepática, me sentía bien, sin ningún tipo de síntomas. hasta que me derivan a la consulta de trasplante hepático de consultas externas. me incluyeron en lista activa de trasplante previamente se reunió el equipo de cirujanos

para hablar de mi caso y exponer posible trasplante a través de mi hepatóloga, la doctora Constan junto con mis enfermeras Encarna y Maribel Gómez.

Un despliegue técnico y humano muy eficaz que se desvive por nuestra salud. El 5 de marzo ingresé entré a quirófano a las 22:40 y desperté el jueves 7 de marzo a mediodía. El primer trasplante no fue bien, entré en código 0 y tuve la gran suerte de recibir un segundo. Ya son 3 meses de nueva vida, gracias a mi donante, sus familiares, a la coordinación nacional de trasplantes, a mis cirujanos y su gran equipo

los doctores Rufián y Luque, además del doctor Briceño, jefe de la unidad de cirugía hepática, entre anestesistas, analistas, investigadores, enfermeros, auxiliares, celadores, servicio de limpieza, restauración...

Un sin fin de profesionales... del hospital Reina Sofía, tenemos una sanidad ejemplar.

Qué decir de la unidad de cuidados intensivos (UCI), un pata negra en mi recuperación, al frente doctores Pozo y Robles. Un esmerado trato con cada paciente, incluidos mis días también en planta hasta recibir el alta hospitalaria. pero... Esto no acaba aquí, seguimos, nos quedamos con ellos, un exhaustivo seguimiento de por vida para asegurar una buena calidad de vida y atajar cualquier anomalía futura.

Animo a todos, a que no teman a ser donantes de órganos.

Regala vida, dona órganos. La generosidad es sinónimo de esperanza de vida.