Desde que vi por primera vez en televisión tu sonrisa, me cautivó. Era la sonrisa de un niño que comienza a ver el mundo, donde todo es ilusión y sorpresa por cada descubrimiento. Era la sonrisa de un alma pura con la candidez y la confianza en las personas que lo cuidaban y pensaba que lo querían. No todas te querían. Alguien cobarde, ruin y miserable aprovechándose de tu mente limpia que no recela del mal que hay en el mundo, cortó esa sonrisa que para siempre estará en el corazón de tu familia y de todos los españoles-as que hemos seguido con esperanza la búsqueda de cientos de voluntarios y del magnífico trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tus amiguitos quedan huérfanos de tus travesuras e ideas nuevas para divertiros. Ahora estarás jugando, no con pececitos, sino con un montón de angelitos que te habrán recibido con sus mejores sonrisas. Desde el cielo envía consuelo a tu familia que hasta el resto de sus días seguirán extrañando tu sonrisa. Juega, pequeño Gabriel, con las nubes que a veces tienen forma de peces.