Desde el inicio del Festival de la Guitarra, he asistido a muy distintos espectáculos. Este año saqué entradas para cuatro, en el Teatro Góngora y la Axerquía. Hace dos años que evito ir en el Festival al Gran Teatro, sea el espectáculo que sea, por el sonido... O por su exceso, más bien. No sé a qué se debe meter amplificadores de sonido que casi distorsionan la acústica. Conozco bien el Teatro Góngora y el Gran Teatro, ya que soy abonado a la Orquesta de Córdoba desde hace más de 10 años.

Ayer (el martes) asistí al concierto de Gerardo Núñez y Ulf Wakenius, bien tocado, pero con mal disfrute del sonido. Varios de los asistentes nos tuvimos que retirar de la primera fila porque eso no es disfrutar de dos guitarras y un cajón.

Y creo que bastantes aficionados sienten lo mismo: que meten mucha amplificación. El concierto de Lila Downs fue un guante: sonido limpio, un verdadero placer.

Como sigan así, tendré que pensarme ir a más espectáculos del Festival.