No soy de manifestar mi opinión, ni mi estado de ánimo, en ninguna red social, pero hoy vivo uno de esos días en que me apetece expresar mi opinión al resto del mundo, y este siempre fue mi canal preferido. Hoy, día 24 de mayo de 2018, se ha conocido el fallo de la sentencia del caso Gürtel. Esta sentencia, como todos los fallos de nuestra Justicia, viene cargada de garantías (posibilidad de recurso a instancia superior), pero sobre todo trae, como otras tantas, ejemplaridad. Hoy, por decisión judicial, que no por otras vías (opinión pública, oposición parlamentaria o venganza), se ha fallado la condena de quienes presuntamente cometieron delitos gravísimos de corrupción. Se falla en nuestra España, en la que tantos alentaron que no existe la Justicia, que quien roba queda impune, que todos los políticos son unos chorizos y los jueces están comprados, etc. En esa España, se ha dado un fallo más, otro como el de La Manada, y como los que a diario nos brindan unos excelentemente preparados jueces y magistrados, que únicamente interpretan la Ley proporcionada por la Soberanía Popular y las pruebas de un proceso, en que intervenimos tantos profesionales, desde guardia judicial hasta fiscales, abogados, etc.

Para mí hoy es el día en que muchas personas, que cerveza en mano, pidiendo presupuesto para un «arreglo familiar», solicitándolo sin IVA, invadidos por su verborrea, sientan cátedra, acerca de los insalvables defectos que asolan a este país, hasta el punto de que lo convierten en tercermundista y retrotraen a la Dictadura, que tan alejada ya nos pilla.

Considero que el precio de que salga gratis hablar sin saber es demasiado alto, en la medida que se exponen afirmaciones o más bien «supuestas confirmaciones empíricas» que nos abocan a situaciones populistas, o cuanto menos, desconsideraciones a personas, primero con familia, pero sobre todo, profesionales cuya profesionalidad no es que se discuta, sino que se dilapida.

Hoy es día de pedir perdón a políticos intachables, hasta del grupo político afectado en la causa, que día a día combaten comentarios como «sois políticos para robar porque robar sale gratis»; es el día para pedir perdón a jueces que tienen que soportar «la Justicia está comprada por la política y únicamente dictan Sentencias para beneficiarse ellos mismos»; a fiscales y abogados del Estado que con su dedicación, escudriñan miles de folios, movimientos bancarios en distintos países y estudian la Ley, para defendernos a diario a todos; a los abogados de la defensa y acusación que garantizan que estas condenas sean justas, ni pequen de exceso, ni de defecto, sino que el que llegue a reo, lo sea por contravenir nuestro ordenamiento...

No lo pedirán, ahora toca decir que se ha tardado mucho tiempo, sin embargo, tampoco se acercarán a donar 1.000€ al juzgado más cercano para incrementar sus medios, y seguirán sin preocuparse de la asignación anual al Ministerio de Justicia, porque ellos en el fondo no piden perdón, no están ofendidos, únicamente adoran criticar sin causa. Siempre con el cobijo y el azote de parte de la opinión pública de este país.

Por tanto, a los sensatos, a seguir para adelante, a construir una sociedad en que encajemos todos, sin exclusión, pero sin destrucción y, sobre todo, a confiar en lo que nos dieron y seguimos construyendo, las reglas del juego de un Estado de Derecho.