Sin ellas la historia de la literatura queda incompleta. Son un grupo de mujeres que no tuvieron el reconocimiento que merecían en comparación con sus compañeros de generación, la del 27. Fueron niñas prodigio. Mujeres rebeldes, libres, luchadoras, distintas, únicas, que estudiaron y desarrollaron una actividad artística, rompieron moldes, poseían la genialidad propia de los artistas. Todas ellas destacaron en una o varias disciplinas artísticas, dominaban perfectamente varios idiomas. Algunos ejemplos son: Julia de Burgos, Maruja Mallo, Marga Gil Roesset, etcétera. En cuanto a Marga, era ilustradora, poeta y escultora, se quitó la vida con 24 años. Por eso la Biblioteca Pública Provincial de Córdoba ha tenido la magnífica idea de homenajear a estas mujeres injustamente olvidadas con motivo del Día Internacional de las Escritoras. Se hizo una semblanza por la vida y obra de todas ellas, se leyeron sus textos y se proyectó un interesante documental, donde algunas de estas féminas explicaban las dificultades que pasaron para poder desarrollar su labor artística, y aún así quedaron ensombrecidas por el género masculino. Maruja Mallo explicaba con mucha gracia el significado de Las Sinsombrero, que era un acto de sublevación por parte de ellas, al ver que le ponían muchas trabas por el solo hecho de ser mujeres y querer participar de la vida cultural del momento. Tenemos que sentirnos orgullosas del trabajo que estas mujeres desarrollaron, perseveraron y gracias a su constancia nos allanaron el camino. Las mujeres debemos estar siempre dispuestas a luchar «por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».