Cuando un líder con los ojos parcialmente rojos pide que seamos fuertes, se manda un mensaje contradictorio. Como cuando salían médicos diciendo que no pasaba nada con la gripe esa y que no fuéramos unos exagerados mientras salían funcionarios públicos vestidos de astronautas desinfectando cosas. Aún se escucha el eco de las criticas durísimas a Rajoy quien, después de esto, ya no será el político mas odiado de este país.

En estos momentos ya no vale pedir perdón ni buscar excusas. Hay que dar soluciones mientras muere gente.