Sigue el «sangre por petróleo». Llenan los titulares la muerte del concejal opositor a Maduro, torturado y arrojado por una ventana en Venezuela, así como el descuartizamiento del político opositor de Arabia Saudí en su consulado en Ankara. Del crimen del concejal opositor, Fernando Albán, el rechazo --aunque en gran parte hipócrita- es casi mundial. Pero en España destaca el silencio de Podemos (es decir, el de Iglesias) y el del PSOE, que ni obliga a condenarlo a Zapatero, el insensato defensor de Maduro. Tras la desaparción del periodista Khashoggi, hay incluso en EE UU un práctico y masivo boicot de protesta en los medios políticos, económicos y de comunicación; excepto el impresentable Trump, que objeta que los saudíes están gastando «110.000 millones de dólares en equipamiento militar». Es decir, como Sánchez y Rajoy, pero por un importe sesenta veces menor que Trump. Todos ellos perpetúan así también la más sangrienta, injusta y desastrosa crisis moral, económica y hasta ecológica.