El señor Gómez Aguilar hace lo que suelen hacer los que aluden a la democracia y la libertad, cantan la Marsellesa cuando no el himno patrio versión Marta Sánchez, para justificar la violencia y el abuso contra animales, niños y mujeres. El diario solo sigue la máxima de publicar todo aquello que le parece correcto, pues para qué debatir si se puede mandar a «J» directamente al que tiene ideas políticas, religiosas, culturales, sociales o simplemente conciencia animalista. A falta de argumentos vamos a insultar a ver si así tenemos más razón, ese es el camino de los taurinos. Además, le puedo dar cifras de la caída en picado de los espectáculos taurinos y más en Córdoba, de las pérdidas continuas de las empresas taurinas que llegan a Córdoba, de las prebendas que se otorgan desde lo público a un espectáculo privado, de que no hay afición ni ganas de seguir contemplando cómo se convierte un animal tan bello como el toro en una albóndiga sangrante, ni que su contemplación por menores de edad forme parte de la educación ética y moral de una persona del siglo XXI. El espectáculo es cruel, es un maltrato animal legalizado. Donde hay violencia y sufrimiento por simple diversión no puede existir ni tolerancia ni respeto. La Tauromaquia es algo de tiempos pasados que unos pocos quieren seguir perpetuando sin ningún cambio que mejore el bienestar de toros y caballos obligados a realizar comportamientos antinaturales. El ser humano, el del libre albedrío, el que exige respeto y libertad para poder emocionarse con espectáculos de barbarie en manada nada tiene que hacer en una sociedad concienciada en dar un mejor trato a sí misma, a los demás y al resto de seres vivos.