Ya parece evidente que por tercera -y última vez por sí sólo- Iglesia va a conseguir impedir que gobierne Sánchez. El rejón definitivo, mortal, a lo que aún es Podemos vendría entonces de quien hasta ayer competía por mandarlo y ahora por dividirlo y acabar con él como tal: por un último rejón de Errejón.

Sí, hablo de ese individuo al que tantos apoyamos como más sensato que Iglesias, pero que compartió con él una larga financiación de Venezuela, donde, afirmó hace poco, viven bien comiendo tres veces. El mismo que se financió irregularmente con la Universidad de Málaga. El que tantas veces traicionó a su jefe, lo que “entendíamos” como contrapeso a los desvaríos de Iglesias. El que dio un su tardío apoyo insensato a una desnortada Carmena, contribuyendo a hacer perder a la izquierda Madrid. Eso y mucho más hizo quien hoy intenta dividir aún más y así reforzar la impotencia del actual Podemos, cuya única salida sería el que sus líderes encontraran en este último momento el coraje de contrarrestar la funesta influencia de esa pareja, tan destructora del proyecto que un día votamos más de cinco millones de personas.