El pasado sábado 16, 38 años después de finalizar sus estudios de Secundaria en el Colegio Cervantes de nuestra capital, los egresados de su COU A se reencontraron de nuevo en Córdoba. COU es el acrónimo de Curso de Orientación Universitaria, lo que entonces equivalía al actual 2º Bachillerato, y su sección A fue la que comúnmente, y de manera generalista, se conocía como «de letras».

El emotivo acto se celebró en el Restaurante Bandolero, donde el miembro de la promoción Federico Adarve ejerció de anfitrión. Junto a él, otros colegiales como Vicente Povedano, Rosa Sicilia, Carlos Ruiz Moral y algunos más, ejercieron de eficaces organizadores, superando con tesón la dificultad de localizar a los 41 antiguos estudiantes, hoy día repartidos entre el Norte y el Sur, desde Bilbao a El Rompido (Huelva). Ellos lo imaginaron, y ellos lo hicieron posible. Al final, 32 de los antiguos alumnos respondieron a la llamada, si bien hubo dos bajas sobrevenidas de última hora.

Fue un reencuentro emocionante. No se trató solo de volver a ver a personas ya conocidas, sino también de conocer un poco más a otras con las que el contacto aquel año fue menor. Al fin y al cabo, habían sido 41 y, en un solo curso, siempre es difícil trabar contacto estrecho con todos y cada uno. Recuérdese además que, aunque los jóvenes de ahora no se lo crean, entonces los colegios religiosos solían no ser mixtos. En el caso de Cervantes, las jóvenes solo ingresaban en COU.

El sábado 16 fue un día de compartir muchas risas, de recordar muchos momentos de cuando se es joven y bello, y se piensa en comerse el mundo. Pero también de redescubrirse, porque treinta y tantos años de vida dan para mucho. El sábado, los colegiales del COU A no solo compartieron una comida, sino sus vidas. Fue ver a dos en cada uno: quienes eran, y quienes son ahora. Y ahora son todavía mejores. Son los mejores. Por fin, todos ellos ya lo saben.

Hasta el próximo reencuentro, que ya esperan con ilusión.