La historia de la platería cordobesa se remonta a la fundación de la ciudad, desde sus primeros colonos, pasando por los romanos; posteriormente, los árabes; tras la Reconquista, los mudéjares fueron adaptando las técnicas islámicas al gusto cristiano; los judíos, con gran importancia en la Edad Media con la aparición de los gremios, en nuestro caso el de San Eloy; y, así, hasta llegar a la actualidad.

Es muy cordobés decir plateros. Siempre se nos ha conocido así en las canciones populares cordobesas, como Lunita clara de los plateros, del maestro Ramón Medina, o las Alegrías de Córdoba, cuya letra dice así; «Pregúntale al platero que cuánto vale ponerte en tus zarcillos mis iniciales».

La importancia de la platería en Córdoba salta a la vista: ¿quién no es del gremio o empresa afín en Córdoba, o tiene un familiar o un amigo que es platero?

Si nos vamos a los fríos números, el profesor Manuel Alejandro Cardenete realizó un estudio en el 2016, encargado a la Universidad Loyola por la Asociación Provincial de Joyeros, Plateros y Relojeros de Córdoba San Eloy, y concluía que el sector joyero cordobés lo componían 457 empresas y generaba una inyección económica en la provincia de 138´3 millones de euros, convirtiendo ese gasto en 325,11 millones de euros. El sector de la platería cordobesa supone un 18,89% del tejido sectorial a nivel nacional y el 78,53% a nivel andaluz.

Hay, además, infinidad de talleres trabajando para esas empresas, distribuidos por toda la ciudad. Esos talleres se han ido estableciendo a lo largo del tiempo por distintos barrios como La Magdalena, San Andrés, San Lorenzo, Cañero y últimamente en polígonos industriales y el Parque Joyero. Es un placer para los sentidos pasar por cualquier calleja y oler, sentir y oír la esencia de un taller de platería. Da trabajo a muchos miles de cordobeses de manera directa e indirecta con el sector servicios, restauración, herramental, materias primas, mensajería, bancos, ferias…

Hace unos días comentábamos los autores de esta carta que no es de recibo que en Córdoba no hubiera un monumento a nuestros plateros. De inmediato, nos pusimos mano a la obra ambos para plasmar en estas líneas el sentimiento de muchos plateros y de muchos cordobeses que seguro que se adhieren a nuestro deseo.

Se trataría de un reconocimiento a nuestros mayores, a nuestros plateros que han ido --calladamente en sus talleres, en el mismo domicilio las más de las veces, con el apoyo impagable y callado de sus esposas--, con muchas dificultades, sorteando varias e importantes crisis, creando bellas obras de arte. Todo ello con la ayuda de los distintos profesionales que componen el sector: sacadores de fuego, orfebres, fundidores, clavadores, trazadores, matriceros, pulidoras, enfiladoras, sacadoras de cera…

Por ello pedimos a nuestras instituciones, Ayuntamiento, Diputación, Subdelegación del Gobierno, Delegación de la Junta, Universidad, a nuestra Asociación de Joyeros, Plateros y Relojeros de Córdoba San Eloy, al Parque Joyero, a la entrañable Sociedad de Plateros --con sus 250 años de antigüedad-- y a todos los cordobeses en general el apoyo a esta iniciativa y que Córdoba cuente con un monumento --en un barrio platero-- tan digno como merecido al platero cordobés.